El Barcelona - Juventus era, aparte de un partidazo, el reencuentro en un mismo estadio de Lionel Messi y de Cristiano Ronaldo. Los dos jugadores que, salvo por la excepción de Luka Modric, han monopolizado premios y trofeos en el mundo del fútbol se medían en el Camp Nou... y el duelo ha dejado un claro ganador.
Fue Cristiano quien salió sonriente y triunfante del césped azulgrana. Primero por la victoria de su equipo, un triunfo por 0-3 que hace que los italianos pasen de fase como líderes de su grupo. Y segundo por su actuación personal.
Porque anotó un doblete. De penalti, pero hay que meterlos. El primero lo forzó él mismo. Araujo cargó sobre él en una acción más que discutible que el árbitro pitó y no tuvo ni una sola duda para transformarlo.
Fue el tanto que abrió la lata. El que cerró el duelo, también desde los once metros. Mano, clara, de Lenglet señalada por el VAR que Cristiano transformó para hacer que los suyos sean primeros de grupo.
Sin embargo, hay cosas que van más allá de los goles. Cosas como la jugada en la que Cristiano, en banda derecha, bajó a defender hasta su propia área para 'robarle' un balón a Messi. Y cosas como el liderazgo.
Como todas las órdenes que da en cada partido y que dio también en el Camp Nou. Cada saque de puerta de Buffon era escuchar a Cristiano Ronaldo. Era ver sus gestos señalando dónde había que ir para hacer daño al Barça.
Messi fue el más peligroso de su equipo eso sí, aunque no es decir demasiado. El argentino tuvo mucho balón pero a pesar de liderar a su equipo en materia ofensiva no hubo nada con peligro. La más clara, una de Griezmann que dio en la madera.
Cero a tres y el Barça segundo tras caer ante una Juve superior con un Cristiano que se agrandó ante Messi.