Una de las salidas más complicadas para el FC Barcelona de aquí a que finalice LaLiga… que finalizó con empate y la posibilidad de que el Real Madrid le iguale a puntos si vence a la Real Sociedad en el nuevo Reale Arena. Cero goles, muchas ocasiones… y alguna que otra trifulca. Así fue el duelo entre el cuadro culé y el Sevilla.
No suele ser Leo Messi el protagonista en este tipo de acciones, pero en esta ocasión apareció en escena. Y lo hizo con un empujón sobre Diego Carlos que se quedó sin castigo. El brasileño, eso sí, exageró, y mucho la caída.
Todo empezó con la plancha que el central dejó sobre 'La Pulga' en una jugada embarullada. Messi, al que se le pudo escuchar un "la c***** de tu madre", soltó un empujón sobre Diego Carlos y éste cayó al suelo. Demasiado exagerado. El colegiado prefirió mirar para otro lado y sancionar otra de las tanganas que se había producido a pocos metros de allí.
Sergio Busquets y Fernando medían cuánto podía estirarse sus camisetas… y se llevaron una cartulina de regalo. Y nada más. Sergio Reguilón y Gerard Piqué la tuvieron minutos después. Pero todo quedó en nada. La tensión en un partido sin público en las gradas siempre es más fácil de rebajar.
Fue un duelo de ida y vuelta, con ocasiones para ambos conjuntos. Si Messi buscaba la escuadra en una falta frontal (la despejó Koundé de cabeza), Ocampos se encontraba con los guantes de Ter Stegen en una contra hilada a la perfección.
A Braithwaite, sorprendente titular por delante de Antoine Griezmann, apenas se le vio en el área. Y el francés, que salió al campo a falta de apenas una decena de minutos, apenas olió el esférico. Sorprendió su suplencia tras la defensa a ultranza de Quique Setién en sala de prensa hace apenas 48 horas.
El doble error de Reguilón
El canterano del Real Madrid protagonizó dos de las oportunidades más claras del cuadro de Julen Lopetegui. En la primera, en un contragolpe en superioridad, centró defectuoso al primer palo cuando En-Nesyri entraba en solitario desde la frontal.
La segunda fue mucho más clara. Y el mismo Reguilón tuvo la oportunidad de anotar un gol que hubiera significado los tres puntos para el Sevilla. Solo, sin marca, en área pequeña, le llegó la pelota... a su pierna mala, la derecha, y remató blandito a las manos de Ter Stegen. Pudo romper las tablas el lateral, pero el marcador se quedó detenido como en el comienzo. Y todos se quedaron con el sorprendente enfado de Messi.