España es campeona olímpica. Sí, es medalla de oro. Es lo que fue en 1992. Lo que casi pudo ser en Tokio. Lo que ya es, desde esta final histórica en París ante Francia. En un encuentro de infarto, la Selección, el combinado de Santi Denia, se impuso a la anfitriona en un partido que se decidió en la prórroga.

Empezó con dudas la Selección. Con dudas debido a una Francia que salió a por todas con el apoyo del público. De su público. De unas gradas del Parque de los Príncipes que iban a una con su selección. Presionando muy arriba, hicieron imposible el fútbol de España.

No podía estar más incómoda la Selección. Incapaz de hilar jugadas. De tocar. De estar con calma en el feudo galo en esta final de los Juegos Olímpicos. Estaba claro lo que iba a terminar pasando.

'MVP' Fermín

Millot anotó, en un error de Arnau Tenas. El arquero despejó un disparo sin peligro que, con su acción, terminó en su propia portería. Se ponía cuesta arriba. Muy cuesta arriba.

Más que por el resultado era por las sensaciones. Porque no eran buenas. Ni mucho menos. Francia estaba cómoda. Disfrutando de su final. De sus Juegos Olímpicos. Pero Francia debería saber lo que sabemos todos. Que Fermín es muy bueno. Que el del Barça, campeón de la Eurocopa, es de los mejores del mundo de su generación.

Marcó el 1-1. Al rato, doblete. Segundo de la final y sexto en los Juegos. Luego, Baena, con un golazo de falta, hizo el 1-3. Todo, desde el 18 al 28. En esos diez minutos España volteó la final y llevó el nerviosismo a Francia.

Se dedicaron, desde ahí, a repartir por todo el campo. Dos amarillas vieron, aunque al final del primer acto cercaron el arco de un Arnau se lució con un paradón de reflejos ante Mateta.

Penalti en el descuento... y prórroga

Estaba claro. Francia no se iba a rendir. Estaba en su casa. Ante su gente. En su final. En sus Juegos Olímpicos. Con una gran generación de jugadores. Olise se echó el equipo a su espaldas. Y sí, al final iba a tocar sufrir. Porque cuando faltaban quince minutos ya lucía el 2-3 en el marcador. Porque, en el descuento, pasó lo que pasó.

Turrientes pecó de optimista pensando que el vídeo no le había visto. Agarrón a Kalimuendo y penalti. Empate. Empate en el 93. Y sí, a la prórroga. Por más que trató de evitarlo con un zapatazo al larguero. Pero no. Tocaba seguir jugando.

Camello, a lo Torres en 2008

Tocaba seguir sufriendo. Tocaba el turno de ver a don Sergio Camello en acción. El delantero, a lo Fernando Torres en 2008, puso la bola en el fondo de las mallas con una picadita en el 3-4, y luego repitió en la segunda parte de la prórroga para evitar sufrimientos en el final de París.

Como en 1992, España se proclama campeona olímpica. Una generación de oro, con Santi Denia en el banquillo, que hace historia siendo además la primera selección, el primer equipo, que se cuelga el oro desde Atlanta 1996.