A sus 53 años, arropado por sus amigos y compañeros Luis Enrique, Eusebio y Josep María Bartomeu, Juan Carlos Unzué ha comunicado en una rueda de prensa celebrada en el Camp Nou que padece esclerosis lateral amiotrófica, comúnmente conocida con ELA.
Esta enfermedad, para la que no existe cura, afecta directamente al sistema nervioso central y a la médula espinal, avanzando hasta la parálisis.
El que fuera segundo de Luis Enrique en el FC Barcelona, para posteriormente coger las riendas del Celta antes de recalar en el Girona, ha querido dar la cara, ser valiente y contar la enfermedad que padece.
"Quiero hacer público mi actual estado de salud. El pasado mes de febrero, la doctora Povedano confirmó el diagnóstico que en verano ya me había dado el doctor Rojas. Padezco ELA. En mi caso está afectando a mis extremidades de forma simétrica", ha explicado Unzué en primera instancia.
"A día de hoy, es una enfermedad que no tiene cura, pero sí me estoy tomando unas pastillas que ralentizan la propia enfermedad. Lo llevo bien, soy fuerte y me siento un privilegiado", añadió el navarro.
Posteriormente, quiso explicar sus motivos: "Tengo dos motivos muy claros. Uno es que la mayoría de mis amigos y conocidos, a los que no he podido decírselo, se enteren escuchándome y así se queden más tranquilos".
"El segundo motivo es deciros que voy a firmar por un equipo modesto, pero muy comprometido con la lucha contra el ELA, un equipo de 4.000 personas", prosiguió Juan Carlos, dando a entender que se suma a la lista de personas que padecen esta enfermedad en España.
Por último, quiso lanzar un mensaje de optimismo: "Lo esencial es tener el privilegio de saber que esta mañana nos hemos despertado todos los que estamos aquí. Para mí, eso es lo más importante".
Como futbolista, Juan Carlos Unzué destacó por ser uno de los mejores porteros que ha dado el fútbol español. Todo empezó en Pamplona, en las categorías inferiores de Osasuna, para posteriormente dar el salto al Camp Nou, donde el arco tenía la firma exclusiva de Andoni Zubizarreta.
La falta de oportunidades con la elástica azulgrana le llevó a fichar por el Sevilla, donde alcanzó la cima de su carrera, disputando hasta 222 partidos en Primera División con el conjunto hispalense.
Tenerife, Oviedo y, como no, Osasuna, fueron los últimos destinos del guardameta en su carrera profesional como jugador.
Ya como entrenador, su última aventura tuvo lugar en Girona, equipo al que no logró enchufar en el comienzo del campeonato, lo que provocó su temprana destitución en la duodécima jornada cuando el club catalán se encuadraba en la decimoprimera posición de la tabla.