Cuando peor se pusieron las cosas, cuando Francia ya mandaba en el marcador en los primeros minutos de la semifinal, apareció un niño que en condiciones normales debería estar disfrutando del verano con sus amigos. Pero Lamine Yamal es especial. Tiene 16 años y ya lidera a esta España finalista de la Eurocopa.
Su personalidad es total. Mimó la pelota en la frontal, la colocó en su pierna izquierda y lanzó un zapatazo que ya forma parte de la historia de la selección. Y de las Eurocopas. Seguramente el mejor gol en lo que llevamos del campeonato.
Corrió hacia sus compañeros, que le esperaban con su inseparable amigo del Barça Fermín a la cabeza. Una celebración digna de un gol de muchos quilates. De un gol que lo volvía a igualar todo en la semifinal. Un gol que dio paso a la remontada con el tanto de Dani Olmo apenas unos minutos después.
La semana pasada Lamine aprobó la ESO. Su profesora le mandó las notas en plena concentración, donde se llevó los deberes. En definitiva, un adolescente.
En la previa del encuentro, el francés Adrien Rabiot se refirió a Lamine y le mandó un mensaje del que seguro se ha arrepentido: "Tiene la cabeza fría, pero puede ser un poco difícil jugar una semifinal así en un gran torneo como este. Va a ser cuestión de que podamos meterle presión. Queremos sacarle de su zona de confort. Si quiere jugar una final, tendrá que demostrar más cosas de las que ha hecho".
Y claro que Yamal demostró "más cosas". En concreto, un golazo por la escuadra en el que precisamente estaba defendido por Rabiot. Un gol, además, que establece un récord: supera al suizo Johan Vonlanthen como el futbolista más joven en marcar en una Eurocopa.