David Beckham está viviendo el fútbol desde 'el otro lado'. Desde el de los despachos. Desde el de ponerse traje y corbata. Desde el de tomar esas decisiones que bien pueden cambiar, para bien o para mal, el rumbo de un equipo. De una franquicia, en este caso, pues el inglés es la cara visible del Inter Miami. Después de sus años de jugador, de corretear por el verde con las botas de tacos, ahora le toca llevar zapatos en las oficinas.
Le toca, o le ha tocado mejor dicho, pelear. Pelear mucho. Pelear por y para convencer a Leo Messi. A un Leo Messi con el que ya llevaba años soñando. A uno que se encontró con una oferta, mareante oferta, de Arabia Saudí. Pero no, Messi tenía otra idea en su cabeza. Una en la que la franquicia de Florida, en la que la MLS, aparecía en su horizonte.
Y así terminó siendo. Firmó, como han hecho también ya otros como Sergio Busquets y como Jordi Alba. Como pueden hacer también Andrés Iniesta y Luis Suárez. Sí, buena cantidad de Barça de la década de los 2010. Y como en esos años Messi hizo, en su debut, mucho de lo que mejor sabe hacer.
Deleitó a los presentes, como LeBron James y Tom Brady. Como Serena Williams. Hizo que todas esas celebridades se llevasen las manos a la cara ante lo que Leo hizo a los 40 minutos de entrar al verde. Porque en el descuento, en el minuto 94, se sacó de la chistera una falta tremenda para dar la victoria al Inter Miami.
Sí, de eso que tan bien hacía David Beckham. El inglés, diestro; el argentino, zurdo. Y a saber qué se le pasó por la cabeza al británico. Al ex de equipos como Manchester United, Real Madrid y PSG. A saber qué pensó al ver cómo el cuero perforaba las redes del Cruz Azul.
Satisfacción. Alegría. Un 'madre mía lo que he logrado'... A saber qué sería, pero lo que no es cuestionable es cuánta emoción corría en su interior. Porque David, al marcar Messi, no pudo contener las lágrimas. No pudo evitar que sus ojos se enrojecieran a la par que se abrazaba con los que a su alrededor había en las gradas.
Porque lo ha logrado. Porque tiene a Messi. Porque uno de los sueños que tenía desde que se hizo con el Inter Miami era ver al argentino con la camiseta de los de Florida. Y si marca más goles así...