Fue el momento clave del partido, que podía cambiar el rumbo del mismo. Corría el minuto 17 y Remo Freuler derribó a Ferland Mendy en la frontal del área. El árbitro no dudó: roja directa.
Y el francés, más de una hora después, volvió a ser el protagonista. Desde la frontal, con su pierna mala, colocó la pelota pegadita al palo. Zinedine Zidane sonreía en el banquillo mientras sus chicos celebraban.
Antes hasta tres ocasiones claras tuvieron los de Zidane, que renunció a jugar con una referencia en punta. Isco Alarcón asomó en el once en lugar de Mariano Díaz. El objetivo era claro: tener el control de la pelota.
El Madrid dominó y dominó, con un gran Isco y una buena versión de Vinicius, que en el minuto 60 dejó su puesto a Mariano. El técnico galo prefirió dejar en el once a Isco, que firmó un buen partido a pesar de su inactividad en los últimos tiempos.
Por el camino Casemiro vio la amarilla y no estará en el partido de vuelta. Otra baja sensible para un Real Madrid que espera recuperar efectivos en las próximas semanas. A la vuelta podría llegar incluso Sergio Ramos y sí se espera a Karim Benzema.
Los precedentes de los españoles en Champions no eran nada buenos. Ni Barça ni Sevilla ni Atleti sacaron siquiera un empate en sus partidos de ida. Algunos como el Barça incluso humillado por un PSG imparable (a pesar de la baja de Neymar). Y Zidane no quería eso. Por eso planteó el partido al control y encontró el premio en el desenlace.
"Es este partido, olvidaos de la vuelta", dijo el entrenador en la charla previa, imagen captada por las cámaras de 'Jugones'. El Madrid jugó al control y mordió al final. Un resultado sobresaliente teniendo en cuenta sus problemas de lesiones. El Madrid sonríe y Zidane, claro, también.