A Kylian Mbappé, con cinco goles ligueros ya en el zurrón, se le empiezan a ver detalles de ese futbolista que volvía a todos locos en el PSG y, sobre todo, en la selección francesa. Su gol contra el Alavés fue gracias a una maniobra precisa ante el defensa para quedarse solo contra el portero. A pase de Jude Bellingham.
No falló. Otra vez. El galo está muy acertado y camino de conseguir una brutal cifra de goles en el campeonato doméstico. Y no fue el primero del Madrid en su noche contra el Alavés, justo antes de que llegue el derbi con el Atlético de Madrid en el Metropolitano.
Vinicius, a los treinta segundos de choque, lanzó una carrera imparable y encontró a Lucas Vázquez en el área. Goleador y capitán. Como si fuera un delantero centro, apareciendo en el punto de penalti.
Rodrygo se unió a la fiesta. No necesitó a nadie. Por la derecha, encarando a todos y cambiando de ritmo, superó a Antonio Sivera por bajo. Entre las piernas.
Decidió entonces Carlo Ancelotti mover el banco pensando ya en el Metropolitano. Modric y Endrick, a escena. Reservó a Fede Valverde, insuperable en la medular. También a Rodrygo Goes, tercer goleador de la noche. El jovencísimo brasileño tardó unos segundos en estrellar una pelota contra el poste.
Al Alavés le dio tiempo a maquillar el marcador con un golazo de Benavídez desde la frontal. Pero no se quedó ahí. Kike García hizo el segundo y puso en aprietos a los blancos, relajados al final. 3-2 final y el Madrid sigue persiguiendo a un Barça que no falla en Liga. Líder y pleno de victorias.
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