El París Saint-Germain logró, al fin, clasificarse para los cuartos de final de la Champions League cuatro años después. Los parisinos lo consiguieron tras vencer al Borussia Dortmund por 2-0 en el Parque de los Príncipes, de manera que consiguieron darle la vuelta al marcador global que reflejaba un 2-1 a favor de los teutones tras su victoria en Alemania.
Se dice que hay que saber comportarse como es debido tanto en la victoria como en la derrota, pero el PSG no hizo gala de un comportamiento 'gourmet'. Durante el partido, tras el gol de Bernat, llegó el primer gesto reprochable a los franceses: Di María, en la celebración, les gritó a sus compañeros "hay que meter seis, siete... Todos los goles que podamos. Vamos a humillarlos, vamos a humillar a estos hijos de p***".
Posteriormente. una vez acabado el partido, Icardi dijo: "ahora que festejen los hijos de p***". Además, casi la totalidad de la plantilla gala imitó la clásica celebración de Haaland meditando a lo Buda y se fotografiaron burlándose del joven delantero noruego de 20 años.
Como colofón final, los jugadores del París Saint-Germain salieron a la fachada del estadio para celebrar la victoria con los aficionados que se habían mantenido animando a su equipo desde los aledaños del feudo parisino.
El problema llegó cuando, saltándose claramente el protocolo de seguridad contra el coronavirus, Layvin Kurzawa salió a la calle y se abrazó con muchos de los 3000 aficionados que se encontraban a las puertas del Parque de los Príncipes. Un riesgo innecesario a la par que peligroso.