El Celta de Vigo tomó ventaja en los cuartos de final de Copa del Rey gracias a un gran partido con planteamiento perfecto de Eduardo Berizzo, que dejó helado a un Real Madrid sin capacidad de reacción, que entra en un bache tras ver cortada su racha con dos derrotas consecutivas (1-2).
Medía el Santiago Bernabéu el impacto del golpe moral de la primera derrota de la temporada. Una competición diferente para resarcirse de cinco minutos para el olvido en Sevilla, pero un rival de entidad con un planteamiento brillante de Eduardo Berizzo cambió la cara al fútbol vertical madridista.
De la racha de 40 partidos sin perder a uno de los peores encuentros del curso. El Celta ejerció un marcaje al hombre, con vigilancias especiales en el centro del campo y consiguió anular la salida de balón de su rival. Jugó con velocidad y encontró espacios al contragolpe.
El Real Madrid necesitaba la brillantez de Modric y Kroos se veía obligado a retrasar muchos metros para iniciar jugada. Ramos y Varane se veían obligados a sacar el balón e incluso descolgarse en ataque. Cuando el balón llegaba a Lucas Vázquez el fútbol ganaba una velocidad. Lo intentó siempre, chutó desde la primera vez que pudo a los tres minutos, topándose con un seguro Sergio.
Cristiano no tuvo su día como '9'
Más dificultades encontraba Cristiano Ronaldo como referencia ofensiva, jugando de nueve puro, sin Karim Benzema o Álvaro Morata para pegarse con los centrales. Aprende el oficio el portugués, que desespera con desmarques a los que no llegan pases y cuenta los minutos a la espera de poder enganchar algún remate.
El más claro lo tuvo a los 34 minutos, tras pase atrás de Ramos que remató de zurda y vio como Jonny sacaba bajo palos para evitar el tanto, sin encontrar su verdadero nivel por segundo partido consecutivo. No se limitó a defender el Celta que tiene en Iago Aspas un referente que interpreta a la perfección el fútbol.
De su juego de espaldas se beneficiaron Bongonda, que tuvo la primera ocasión, y jugadores de segunda línea. La llegada más peligrosa la terminó Marcelo Díaz pero su disparo seco se topó con un seguro Casilla. Necesitaba una chispa que encendiese la llama el Real Madrid, un golpe de calidad que abriese el partido. Lo busco con su disparo de rosca Kroos sin éxito y fue el colegiado el que encendió el ambiente.
Una amarilla a Ramos nada más empezar puso el listón alto. Entre las protestas, los madridistas reclamaron un penalti a Cristiano por agarrón de Cabral cuando entraba en el área. La charla de Zidane en el descanso no cambiaría el panorama como en otros encuentros de atasco blanco.
Una acción fortuita muy dolorosa para Marco Asensio, que sufrió la caída de Roncaglia con sus tacos sobre la mano derecha, provocaría la entrada de Álvaro Morata tras una extraña suplencia. Tampoco revolucionó el duelo pese a que en su primera acción de peligro rozó el travesaño con un zurdazo.
Aspas adelanta al Celta en unos minutos decisivos
El orden del Celta seguía imponiéndose, siempre cómodo en el terreno de juego y encontrando el premio a su gran partido gracias a la autopista que dejó Danilo en su banda. La aprovechó Bongonda con velocidad, su centro lo despejó mal, al centro, Marcelo y un matador como Aspas no desaprovechó el regalo.
Obligado a reaccionar no tardó en hacerlo el Real Madrid cuando apeló a la furia. Comenzó a encerrar a su rival, a lanzar centros de los costados y en un balón muerto se quitó la espina Marcelo de su error. Su zurdazo a la red invitaba a pensar en una nueva remontada pero nada más lejos de la realidad.
No pasaba ni un minuto cuando un nuevo desajuste defensivo blanco fue castigado con eficacia viguesa. Robó el balón Jonny para redondear su gran partido con un tanto en el Bernabéu. Se asoció con Iago Aspas y corrió al espacio que los centrales dejaron inexplicablemente. La salida a la desesperada de Casilla no sirvió para evitar el 1-2.
El bombazo era ya una realidad. Lo intentó desactivar a la desesperada el Real Madrid pero Cristiano no superó a Sergio, Varane acarició el poste con un testarazo y Benzema falló lo que un delantero nunca puede perdonar. El balón muerto en área chica y como en Sevilla, cuerpo atrás y balón a las nubes. La Copa se complica al equipo de Zidane que entra en un bache.