Octavian Sovre, árbitro asistente en el partido entre el Manchester City y el Borussia Dortmund, le pidió a Erling Haaland, uno de los futbolistas de moda, que le firmara las tarjetas. Todo ello para llevar a cabo una acción solidaria.
Sin embargo, este gesto le ha costado la suspensión por parte de la Federación de Rumania, según han informado medios locales.
Días antes, Roberto Rosetti, jefe de los árbitros de la UEFA, advirtió a los árbitros a través de un correo electrónico que debían comportarse de "manera digna y profesional".
Y este inocente gesto de Sovre parece no haber gustado nada a su federación, a pesar de que escondía una causa benéfica.
El línea tenía la intención de subastar las tarjetas con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a las personas con autismo. Pero en Rumanía no entienden su gesto y han decidido suspenderle por esta temporada.
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Insultos racistas sin culpable
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¿Qué pasó? Los hechos fueron gravísimos, lo reconoce el propio juez, pero solo lo corroboran los testimonios de la familia de la víctima. El aficionado acusado lo niega. La familia asegura haberse enterado por los medios de comunicación.