A Vinicius le han insultado en Barcelona, en Mallorca, en Valladolid, en Pamplona, en Sevilla, en Madrid. De hecho, la Liga, cumpliendo la Ley del Deporte, ha denunciado insultos racistas como los que escucharás en este vídeo de laSexta Noticias en nueve ocasiones esta temporada.
El 18 de septiembre pasado, en los aledaños del Metropolitano ya escuchamos a los aficionados cantar "Eres un mono, Vinicius eres un mono...". LaLiga presentó una denuncia ante la Fiscalía de Odio de Madrid pero fue archivada al considerar que los cánticos no integraban un delito contra la dignidad de la persona afectada porque "no se volvieron a producir más que en dos ocasiones y duraron unos segundos".
Otro episodio vergonzoso fue el del del 25 de enero de este año, cuando apareció un muñeco con la camiseta de Vinicius ahorcado en un puente cerca de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, en Valdebebas. Sobre este episodio de hace cinco meses se sigue trabajando e investigaciones de la brigada de información de Madrid dicen que en buena dirección.
Pero las otras siete causas están archivadas, o pendientes de resolución, y solo en dos se identificó y multó con 4.000 euros a sendos aficionados. Y aún una parte de la sociedad afirma que no es racismo, sino provocación del jugador del Madrid. Pero para Ángel Gonzalo, Portavoz de Amnistía Internacional España, sin duda es racismo: "Sin duda son cánticos racistas, es un incidente racista a perseguir por las autoridades deportivas y competentes. Pero tampoco son un hecho aislado, sino algo que se viene repitiendo tanto en el caso de Vinicius, como en el de otros futbolistas".
Parece que en España no se actúa con rapidez y contundencia contra el racismo. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, ha tenido que recordar el protocolo ante insultos racistas. Primero detener el partido y avisar por megafonía. El segundo paso es que los jugadores abandonen el terreno de juego y se advierta de nuevo que de no cesar las agresiones, se suspenderá el partido. Y en tercer lugar, si no cesan, suspenderlo. Este domingo, pese a la evidencia y gravedad de los insultos, no se pasó del primer paso. Y en España solo una vez se ha suspendido un partido: en el estadio de Vallecas, en diciembre de 2019, por llamar nazi al jugador del Albacete Roman Zozulia.
Pero, ¿estos insultos a lo largo y ancho de los estadios españoles significan que España es un país racista? Karoline Fernández, Directora del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia, dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones tiene el último dato: el de 2021. Entonces hubo 1.802 casos de delitos de odio comunicados a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. De los que el 32% es por racismo y xenofobia. Aumentan los delitos, pero también porque cada año se recogen más datos.
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Si preguntamos a Nicole Ndongala, la directora de la Asociación Karibu, amigos del pueblo africano, no tiene dudas: en España hay racismo. Estructural, institucional y sistemático. Es algo que las autoridades españolas tienen que corregir, dice. Porque si las autoridades permiten los discursos de odio, se normaliza. El racismo en España, dice, siempre ha existido, aunque ahora vamos a peor porque todo se permite. Y llega a todos los niveles. Desde el bar al que los jóvenes negros no pueden entrar por su color de piel, a la sanidad, la vivienda, el empleo... en ellos el racismo, dice, es algo cotidiano.