Al llegar a Tokio, el tema del momento era el COVID-19, y aunque sigue ahí, ahora no se habla de otra cosa que de la salud mental y la gestión de la presión en los deportistas olímpicos.
La culpable es Simone Biles, la mejor gimnasta de la historia quien optaba a acrecentar aún más su leyenda con posibilidades de llevarse hasta otras seis medallas y quien renunció a participar en sus primeras pruebas por problemas psicológicos.
La estadounidense declaró que no se veía capaz de competir porque su cabeza está "en otro sitio" ahora mismo y le es imposible aguantar la presión social y personal de tener que ganarlo todo.
Esta revelación ha causado un 'boom' mediático. Se han descubierto muchos más casos similares al de Biles entre otros deportistas, algunos ya habiéndolo superado, como el nadador español Rafa Muñoz.
En redes sociales se ha creado un fuerte debate a favor y en contra de la decisión de la gimnasta, los programas de televisión no dejan de hablar con especialistas para analizar la situación... pero faltaba Novak Djokovic por decir lo que piensa. El tenista número uno del mundo y claro favorito para llevarse el oro ha aprovechado para comentar en una declaración a la agencia 'Reuters' que "sin presión no habría deporte profesional".
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"Si ansías ser el mejor en tu deporte debes aprender a hacer frente a la presión y cómo hacer frente a esos momentos en la pista, pero también fuera de ella", asegura Djokovic, quien parece saber de lo que habla, ya que al acabar los juegos tendrá que prepararse para ganar el US Open y completar así un año perfecto saliendo campeón de los cuatro grandes y superando a Federer y Nadal como el tenista con más Grand Slams de la historia.