Marc Márquez dejó claro en Le Mans el motivo por el que es uno de los mejores pilotos de la historia del motociclismo. El catalán, en su primer año con una Ducati en sus manos, puso a Gresini en el podio del Gran Premio de Francia. En el podio del sprint de una carrera en Le Mans en la que salía 13º.

Tras la primera vuelta ya era cuarto. Todo gracias a una serie de maniobras, de movimientos, simplemente espectaculares que le sirvieron para sobrepasar a pilotos como Bagnaia, Bastianini, Morbidelli, Di Giannantonio y Viñales.

Todo para ponerse detrás de Aleix Espargaró, sancionado, y situarse ya en el podio. Para ser ya tercero. Para ver que, gracias a su presión, Bezzecchi terminaba en el suelo. Sí, de salir 13º a ser segundo en apenas doce vueltas.

"Ni yo me veía capaz"

Ni él mismo se lo cree: "Hice la salida perfecta. Ni yo me veía capaz de acabar segundo. No fue la primera curva. Tampoco la segunda o la tercera. Es ya el primer momento".

"Encontré el hueco, y pude pasar a ser cuarto en esa primera vuelta. Pero además lo importante es que tuve ritmo", afirma Márquez.

Eso sí, ha dejado una cosa clara: "Va a ser imposible el domingo pasar a ser cuarto en la primera vuelta. Lo mejor fue que demostré velocidad".

¿Lluvia para el domingo?

"Me quedo con mi potencial en seco...", cuenta el catalán tras una carrera en la que no hubo la lluvia que sí se espera para el domingo.

Y eso puede ser bueno o todo lo contrario: "Saliendo 13º puede ayudar, pero quizá pase de ser tu gran aliado a tu peor enemigo".