Marc Márquez está llevando más allá del límite la Ducati. Su Ducati. Una Ducati B si se compara con la que llevan Jorge Martín y Pecco Bagnaia. Con la que manejan dos pilotos contra los que ha luchado de igual a igual en Le Mans, y a los que ha ganado en alguna que otra ocasión en este 2024. Todo, con el equipo satélite de Gresini.
Todo, después de dejar Honda. Después de dejar una moto oficial, de fábrica, que va este año incluso peor que en temporadas pasadas. Acierto ha sido lo de Marc, pero el de Cervera, el ocho veces campeón del mundo de motociclismo, quiere más.
Lo dijo en su día. Dijo que quería una moto oficial para 2025. Ahora, eso sí, ha matizado. Ha abierto más puertas. Ha, directamente, cambiado el discurso.
Porque en su cabeza hay más opciones que, eso sí, deben tener algo. Deben tener una condición: "Para 2025 quiero una moto última evolución".
"Hasta yo tenía dudas"
Sí, ya no se limita solo a una moto de fábrica. A una moto oficial. Ya abre las puertas a equipos como Pramac e incluso GasGas. Ya ha flexibilizado una idea que a saber dónde le lleva el próximo año.
De momento, está contento: "Sabía que Ducati era la moto más fuerte. Quería ver qué podía hacer con ella".
"Hasta yo tenía dudas de si estaba acabado o no. Pero no, no lo estoy. Soy competitivo", sentencia.