Acabó en el puesto 18. Acabó, eso sí, con la vuelta rápida. Acabó abajo Alonso, Fernando Alonso, el Gran Premio de Austria. Así cerró el fin de semana, uno que comenzó torcido y que siguió estando así tras la sprint y la clasificación para la carrera. Todo, tal y como él ya había previsto en España.

Porque se lo veía venir. Porque algo se intuía. Porque, además, no hubo mejora alguna en el AMR24 para la prueba del Red Bull Ring. Y ahí está la historia. En las mejoras. En la evolución. En el progreso de un proyecto que corre el riesgo de estancarse.

Su jefe, Mike Krack, ya lo ha dejado claro. No es el momento de hablar. No es el momento de las promesas. Es el momento de mejorar, y de hacerlo rápido. Más todavía sabiendo qué llega en apenas unos días.

Después de Austria, Reino Unido. Después de Spielberg, Silverstone. La carrera en casa. En casa de Aston Martin. En el sitio en el que menos pueden tocar fondo. En el lugar en el que estarán sus aficionados. Ahí no pueden repetir lo de Austria.

"Es nuestro Gran Premio"

Y Alonso sigue manteniendo la fe en el equipo: "Sí, la tengo. Especialmente para Silverstone. No puede haber otro Gran Premio en casa para Aston Martin".

"Es nuestro Gran Premio. Allí tenemos que rendir mejor que en Austria, y soy optimista, razonablemente, para poder cambiar las cosas", cuenta en palabras en 'Motorsport'.

El asturiano es claro: "Vamos a tratar de mejorar. Tenemos que hacerlo. La sensación que tengo es esa".

No se puede permitir Aston Martin otro tropiezo. El tiempo pasa, y con él los equipos de arriba se van alejando y los de detrás o bien se acercan o bien ya están delante. Toca, como dijo Mike Krack, olvidarse de las palabras y comenzar con los hechos.