Que los milagros no existen en F1. Eso dicen. Eso comentan. Eso afirman. Eso es lo que la historia cuenta. Sí, es eso lo que hay. O lo que habría, con permiso de Fernando Alonso y de Aston Martin. Porque lo han hecho. Porque han creado un monstruo. Porque han conseguido lo que parecía imposible no solo en verano de 2022 sino incluso al empezar este año. Incluso tras ver el AMR23. Sí, parecía imposible pelear por la pole... pero el bicampeón no entiende de imposibles. En Arabia Saudí, primera línea de salida.
Porque para él solo existen las carreras. Solo existe la velocidad. Solo existe la competición. Contra sí mismo y contra el resto de pilotos. Contra todos. Contra quien sea que esté por delante. Y por delante están los que están. No están los Mercedes. No están los Ferrari. Ni de lejos están los McLaren y los Alpine. Por delante de él, por delante de Aston Martin,está Red Bull.
Y ese es el objetivo. Esa será la meta. Ese es el lugar al que quieren llegar los británicos. Al que quiere llegar Alonso. Porque la 33 está muy bien. Porque el podio número 100, también. Pero lo que él busca, como todo gran campeón,es ganar el Mundial. Es igualar a todo un mito como Ayrton Senna.
Hay piloto... y hay coche
Está donde debe estar. Tiene el coche. Por fin tiene el coche. Y está en una edad perfecta, por más que en Alpine se dedicasen a mirar el DNI en vez de en los tiempos, tiempazos, que Alonso lograba cuando el coche no decidía dejar de funcionar. El Aston Martin, de momento, tira. Porque menudo monstruo que han creado en Silverstone.
Uno capaz de poner más que tensos a todos en Red Bull. Uno que ha hecho tener que esforzarse a los de las bebidas energéticas. Que, en la segunda vez de Alonso en Aston Martin, sigue apuntando alto. Muy alto. Porque el suflé no solo no baja, sino que no hace otra cosa que aumentar. Sí, lo de Bahrein no fue una casualidad.
En una pista en la que les debería haber sido más complicado, Alonso puso toda la carne en el asador para poner en apuros a los de Milton Keynes. Su rival fue Sergio Pérez. Su adversario fue un piloto que está en un coche al que todos ven como imbatible. Él fue el contrincante. Lo fue él, porque Charles Leclerc poco o nada tenía que hacer al llevar consigo diez puestos de sanción.
A ver Russell...
Y Carlos Sainz tampoco tuvo ese plus que se supone que iba a dar un motor que debía haber activado el 'modo fiesta'. El anteriormente llamado 'modo fiesta'. Poca tuvo, aunque está por ver qué sucede con un Russell que muy posiblemente pueda tener penalización.
Con el de Ferrari de momento cuarto, Alonso se veía ya en segunda posición. Alonso se veía en un sitio en el que no estaba desde Canadá, con ciertas circunstancias especiales derivadas por la presencia de lluvia y de condiciones cambiantes. Aquí no hubo de eso. Aquí hubo piloto. Y también hubo coche.
Un dúo que en su primer registro en Q2, como el que no quiere la cosa, se puso primero con un tiempazo de 1:28.757. Sí, lo bajó Pérez. Pero lo bajó en su a saber qué intento con la pista en clarísima mejoría. Mientras, el otro Red Bull decidía capitular.
Verstappen, 'bye bye'... y mínimo 15º
Porque eso cuenta. La fiabilidad, cuenta. Lo dijo Alonso, que a saber qué cosas pueden pasar en un Gran Premio. En un fin de semana. Y eso que puede pasar le pasó a Max Verstappen. El neerlandés, fuera en Q2 después de tener que llevar su monoplaza al garaje tras un error. Su motor no sonaba especialmente bien...
De momento sale 15º, algo que puede cambiar si penaliza por cambiar ciertas partes de la unidad de potencia. Sale lejísimos, y además tiene muy cerca a Charles Leclerc. Mientras, Alonso arranca segundo.
Alonso, desde Canadá no se veía en primera línea
Fernando estará en la primera línea de Arabia Saudí en cuanto se apague el semáforo. En cuanto eso suceda, el asturiano arrancará un Aston Martin que tan solo tiene por delante al Red Bull de Sergio Pérez. Que, en una pista en la que sus virtudes no podrían destacar tanto como en Bahrein, ha sido el segundo mejor coche del sábado en Jeddah. Ahora ya como para bajar el suflé...