Ya lo dijo Fernando Alonso. Ya lo avisó. Ya dejó caer que iban a llegar semanas complicadas para Aston Martin. Que iba que trabajar duro. Que tocaban unas pruebas en las que hasta los puntos iban a estar complicados. Lo comentó tras Canadá... y se confirmó en Barcelona.
Se confirmó en un Gran Premio de España en el que Aston Martin estuvo lejos. Estuvo muy lejos. Estuvo donde sus pasos les han llevado, con un paquete de mejoras en Imola que no dio sus frutos y con el resto de competidores mejorando mejor y más rápido. Alonso, en tierra de nadie.
Viendo cómo los de delante se alejan. Viendo cómo los de detrás se acercan. Que no, que ya Mercedes tampoco. Que ahora toca mirar a Alpine y a saber si a alguno más como Haas en un tramo de temporada duro. En uno que, a tenor de lo que sucedió el pasado año, no invita al optimismo.
Porque tras Cataluña llega Austria. Porque tras Austria toca Reino Unido. Sí, triplete. Tres fines de semana sin descanso que empezaron con un buen desastre en Barcelona y que parece tendrá continuación en Spielberg.
Lo ha confirmado la FIA. La F1. Lo ha confirmado el equipo Aston Martin. Porque no había tiempo. Porque, para Austria, nada nuevo bajo el sol para el AMR24. Sí, cero mejoras. Cero novedades. El coche, el mismo que desilusionó en España.
Lo peor es que Silverstone, casa de Aston Martin, está a una simple semana y parece que la historia se va a repetir. Porque hasta Hungría, nada. Porque hasta Hungaroring esto es lo que hay, y a tenor de cómo han ido evolucionando el coche a saber si es bastante o si funciona algo de lo que pongan en él.
Así pues, y tal y como avisó Fernando Alonso tras bajarse del coche en Cataluña, llegan malos tiempos, complicados días, para Aston Martin y para un equipo que ya ni habla ni puede hablar de la 33 en este 2024... salvo que suceda un milagro que no se espera.