Aston Martin sabe que no están dando con la tecla. Que a pesar de sus potentes inicios de Mundial, como sobre todo sucedió en 2023, no están logrando igualar a los mejores equipos en la batalla de la evolución. Pasó el año pasado... y sí, también está pasando en este Mundial.
Porque comenzaron cerca de los de arriba, superando incluso a Mercedes en algunos fines de semana y plantando cara a Ferrari y McLaren. Pero conforme pasan las carreras sus rivales son más los Alpine y los Williams, y los RB, que los de delante.
Sus objetivos han pasado de soñar con el podio a ver si se logra puntuar con ambos coches. A mirar más el retrovisor que al alerón delantero. Fernando Alonso ya llamó la atención al respecto, y Mike Krack sabe que está en lo cierto.
El jefe del equipo de Silverstone es plenamente consciente del momento en que todo comenzó a torcerse para ellos... y sí, es justo el fin de semana en el que mientras muchos, todos, dieron un paso al frente ellos lo dieron hacia el fondo.
Fue en el Gran Premio de Emilia Romagna, la prueba marcada en verde para ellos, donde la cosa fue como fue y tardaron más en arreglarlo que en disfrutar de la 'mejora'.
"Las ganancias no eran grandes, pero las pérdidas..."
"La percepción, desde dentro, era de una gran presión. La mejora de Imola no ofrece lo esperado, y ahora todo se trata de resolverlo lo más rápido que se pueda", cuenta en palabras para la web de Aston Martin.
Y explica: "Las ganancias en algunas áreas no han sido muy grandes, pero las pérdidas sí han sido mayores de lo esperado".
Algo similar parece haber sucedido con este nuevo paquete de Hungría. Mientras que en Hungaroring la cosa fue bien, o mejor de lo que se pensaban, en Bélgica no mostraron una excesiva competitividad.