Ayrton Senna fue, e incluso sigue siendo, algo más que un piloto de Fórmula 1. Algo más que un 'simple' deportista. El brasileño se elevó a la categoría de leyenda y de mito, y por muchos es considerado como el mejor de toda la historia de la F1. Hoy, 21 de marzo de 2020, habría cumplido 60 años.
Los habría cumplido si aquel fatal GP de San Marino no hubiera tenido lugar. Si, tras el accidente mortal de del austríaco Roland Ratzberger, la prueba de Imola se hubiera cancelado. Si se hubiera dicho 'no' a correr en una pista que en un fin de semana vivió posiblemente los tres días más negros de toda la Fórmula 1.
Corría el año 1994, con Ayrton Senna en su primera temporada con el equipo Williams. El coche no le resultaba fácil al brasileño, y en la vuelta 7 el monoplaza se estrelló en Tamburello a más de 200 kilómetros por hora. Un perdigón de la llanta delantera atravesó su casco y su cráneo, provocándole la muerte. De haberle pasado un par de centímetros más abajo, Senna seguiría vivo.
El legendario GP de Mónaco de 1984
Senna habría cumplido 60 años. Sesenta años de un mito que desde sus comienzos dejó claro que iba a conquistar el mundo. Fue en 1984, cuando debutó en F1 a bordo del modesto Toleman. Por aquel entonces, era un jovenzuelo y, claro está, un novato. Uno con el suficiente desparpajo para plantar cara a Alain Prost.
Como pasó, por ejemplo, en el GP de Mónaco. Fue el comienzo de todo. Fue cuando Senna empezó su conquista. Con su monoplaza, un coche que era lo que era, escaló desde la posición 13 hasta la segunda que bien pudo haber sido hasta la primera. Porque adelantar a Prost le adelantó justo en la vuelta en la que se mostró bandera roja.
Sí, porque ya puestos, Senna se pasó Montecarlo en modo leyenda. Todo lo que hizo fue bajo una intensa lluvia que caía sobre las calles del siempre exigente trazado del Principado. Su asfalto, que es uno de los que más a prueba pone a los pilotos, le sirvió a Senna para dejar incrédulos a todos los allí presentes.
Lotus y a McLaren... por recomendación de Prost
Dos podios más logró en ese 1984, y su marcha a Lotus al año siguiente trajo consigo sus primeras victorias en la Fórmula 1. Y también cuando se convirtió en el más rápido, con siete poles, en dicho Mundial. En 1987 ya peleó por el título, y en 1988 lo logró.
Fue en McLaren, el equipo en el que terminó de forjar su leyenda y una rivalidad con Alain Prost de esas que ya no se recuerdan. Una que quizá fueron Alonso y Hamilton, en 2007 y en el mismo equipo, los que dieron el relevo con momentos surrealistas que acabaron con Raikkonen conquistando el último Mundial de Ferrari.
Curiosamente, fue Alain Prost el que recomendó a Ron Dennis fichar a Ayrton Senna porque era "el piloto con más talento". Pensaba en el equipo, afirmó, y también afirmó que posiblemente de haber sabido lo que terminaría pasando habría actuado de otra manera...
Ayrton y Alain, rivalidad total
Fuese como fuese, 1988 dejó el primer título del mundo en las vitrinas de Senna. Llegó tras una brillante actuación en el GP de Japón. Tenía la pole, pero el motor falló y cuando pudo arrancarlo era 14º. Terminó venciendo la carrera.
Al año siguiente comenzó la fiesta. Prost y él protagonizaron un accidente en Japón por el que Senna fue descalificado al volver a pista con ayuda de los comisarios. Perdió el título, título que cosechó de nuevo en 1990 tras un toque con el francés en, precisamente, la pista nipona. Esta vez Alain vestía el rojo de Ferrari y se quedó sin Mundial.
Y llegó 1991. Llegó un año en el que Williams entró con fuerza en la lucha por el título y en el que Senna dejó otra de sus grandes actuaciones. Fue en casa, en el GP de Brasil, cuando logró ganar a pesar de un problema gravísimo en la caja de cambios. Acabó medio desmayado en el podio ante una afición que no olvida la que es una de las mayores gestas del automovilismo en toda su historia.
Final en McLaren y a Williams tras Prost
Ya era tricampeón. Ya había logrado conquistar el mundo con un equipo McLaren que dejó en 1994 tras dos años grises. En 1993, Prost le vetó para correr en Williams, pero el francés se marchó y dejó hueco para Senna. Nunca llegó a hacerse al coche que un año antes fue campeón, y pasó por un momento que hasta entonces desconocía en toda su carrera deportiva.
El 1 de mayo de 1994 todo acabó. Ayrton Senna, uno de los más grandes mitos de la Fórmula 1, chocó en Tamburello y perdió la vida. Su legado, eso sí, permanecerá por siempre en la historia de una competición en la que es y será leyenda.
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