Mercedes está mejorando. Lo está haciendo. Está avanzando, poco a poco, en esa vital batalla por la evolución en la F1. Ya están para plantar cara. Ya pueden lograr resultados. Ya, si se dan las condiciones adecuadas, pueden hasta ganar. Fue justo lo que le pasó a George Russell en un GP de Austria que acabó con los himnos inglés y alemán sonando en la ceremonia del podio.

Habría sido tercero, pero el duelo entre Verstappen y Norris terminó con ambos perdiendo sus opciones a victoria, y ahí estaba Russell. A pesar de la radio de su propio jefe, ahí estaba. George, rumbo al triunfo.

Mientras, Lewis Hamilton escalaba hasta la cuarta plaza de la carrera. Sin embargo, a pesar de que parece cuestión de tiempo que el heptacampeón deguste de nuevo el sabor del éxito, lo cierto es que no está excesivamente feliz con su hacer en el Red Bull Ring.

"En general... soy lento"

Y fue más que claro al explicarlo: "Mi fin de semana ha sido una mierda. No es porque no lo intente. Es que en general soy lento".

"Es algo chocante, pero bueno... Estoy feliz por el equipo. En la fábrica se ha trabajado duro, así que felicidades a Mercedes y a Russell. Es merecido", afirma.

Pero él sigue con esa espinita clavada: "He tenido daños que han comprometido mi carrera, pero ahora miramos hacia Silverstone".

"No ha sido un fin de semana limpio, pero ahora no puedo esperar a ver a todos los aficionados allí. Nos debería ir mejor que en Austria", insiste.

Porque está confiado: "Se ha puesto mucho esfuerzo en lograr un resultado como este. Es una gran recompensa".