Casi tres años. 57 grandes premios han pasado desde la última victoria de Lewis Hamilton en Fórmula 1. Fue en el Gran Premio de Arabia Saudí de 2021. Desde entonces, el británico ha cosechado sus peores números en la categoría reina, batido por George Russell y siendo una sombra del heptacampeón que asombró al mundo.
Pero esa racha ha terminado hoy. Y no podía llegar a su fin en otro sitio que no fuese Silverstone, el circuito en el que todo empezó para Lewis en un test con McLaren en 2006, el trazado en el que más veces ha ganado y en el Gran Premio de casa.
Al cruzar la línea de meta, Hamilton estaba visiblemente emocionado. Ha llorado tanto dentro como fuera del coche y ha tenido que interrumpir su entrevista en el podio porque no podía contener las lágrimas, y después de tomarse un respiro, ha querido relatar el calvario que ha atravesado durante los últimos dos años y medio.
"He esperado más de lo que debería por esta victoria, he tenido problemas de salud mental, ha sido muy duro intentar llegar todos los días con mentalidad positiva para mantenerme motivado y entrenar", ha explicado Hamilton en declaraciones a 'DAZN'.
"Había días en los que no podía salir de la cama. Pensaba que esto no sería posible. Ahora me alegro de haber insistido", ha añadido el piloto de Mercedes en las que probablemente sean las palabras más duras y sinceras que un piloto haya dicho en los últimos tiempos.
Sin embargo, esa victoria no solo es emotiva por la crisis que ha atravesado el siete veces campeón del mundo, ya que es la última de Hamilton en su país natal con Mercedes antes de poner rumbo a Ferrari. Por eso, Lewis asegura sentirse liberado al ver que su aportación le ha dado resultados al equipo.
"Es una gran sensación irme cuando he ayudado a este equipo y este coche a progresar", ha dicho Hamilton para concluir.