Lo que mal empieza, mal acaba. Ni el viernes, ni tampoco el sábado encontraron algo positivo Fernando Alonso y Aston Martin. El asturiano terminó en una frustrante 13º posición la sprint del GP de Estados Unidos sin opción de aspirar a nada más.
El viernes fue desastroso, pero el sábado no fue mucho mejor. Alonso clasificó 12º en la clasificación al sprint, una diferencia de cinco posiciones mejor respecto a lo ocurrido el día anterior, pero las sensaciones para la sprint no eran muy halagüeñas y con razón.
Ni siquiera la salida, el punto fuerte de Alonso, salió bien. El asturiano perdió tres posiciones con Esteban Ocon, Lance Stroll y Kevin Magnussen para situarse 15º y el piloto que más posiciones perdió en el arranque.
Tocaba remontar y se puso manos a la obra. Se quitó rápidamente de encima al piloto de Haas, pero ese acabó siendo su tope. Llegó a un tren de DRS liderado de Stroll del que solo salió cuando el canadiense tuvo un problema de frenos y se vio forzado a abandonar.
Esto permitió a Alonso colocarse 13º, lo que resultó ser su máximo ya que no se pudo acercar a Ocon ni Ricciardo, los dos rivales que tenía justo delante. No tuvo ni el ritmo para acercarse a la zona de DRS, una realidad de que o bien las mejoras o bien el monoplaza en sí no se está adaptando a las características del trazado estadounidense.
El golpe de realidad de Aston Martin en Estados Unidos continúa. Lo de la clasificación no fue un espejismo y los británicos tuvieron un sábado para olvidar, con Alonso terminando 13º sin aspiraciones de más y con un Lance Stroll que tuvo que abandonar por unos problemas de frenos que llevan trayendo de cabeza a los ingenieros en Austin. Y para la carrera, la situación no tiene mejor pinta.