Alguna vez tiene que pasar. Alguna vez tiene que haber un borrón en un Mundial tan largo. En uno con 24 carreras. En uno en el que lo mismo hay un Monza que un Mónaco. En el que tan rápido se pasa de Shanghai a Miami. En Florida, Aston Martin sufrió y bien parece que va a seguir siendo así tras una clasificación en la que no pudieron. En la que no les dio.
En la que ni tan siquiera el siempre confiable factor Fernando Alonso fue bastante. No hubo magia. No hubo milagro. Hubo realidad, con Lance Stroll y el asturiano fuera a las primeras de cambio tras una Q2 en la que mucho van a tener que analizar.
Porque quedaron noqueados. Porque, lo peor de todo, Alonso fue 15º. Fue el peor. Fue igual que en una Q1 en la que por poco no se queda fuera. Porque de haber hecho Ricciardo lo mismo que el viernes, el bicampeón no habría podido superar ni el primer corte clasificatorio.
Tras los Alpine
Al final, y a saber cómo se sentirá en su orgullo, sale en carrera detrás de los Alpine. Sí, detrás de Pierre Gasly y de Esteban Ocon. Y mucho, muchísimo, va a tener que remar para alcanzar la zona de puntos.
Mucho, muchísimo, va a tener que suceder en carrera. En una en la que Aston Martin apostó todo en Miami a pesar de haber sprint. Porque la prueba corta fue lo que fue, con Fernando prácticamente K.O. después del exceso de optimismo de Hamilton. Y es que lo mismo que les pasó a los Mercedes el viernes les ha pasado a los de Silverstone en sábado.
No fue el día. No salieron las cosas para un equipo que según Pedro de la Rosa debería haber estado entre el séptimo y el noveno. Pero no. No porque no estuvieron ni en Q3. No porque apenas se mostraron competitivos.
A esperar a San Marino
Así pues, toca minimizar daños en carrera y esperar a ver qué se puede rascar, si es que se puede rascar algo, en una prueba que puede suponer, que debe suponer, un punto de inflexión para un equipo que quiere cambiar de rumbo. Imola, el GP de Emilia Romagna, está marcado en verde.