George Russell sufrió en Jeddah. Sufrió, y con razón. Porque tuvo la mala, la malísima, suerte de tener delante a Fernando Alonso. De tener a una de las mayores rocas que uno se puede encontrar en carrera. Experto como ninguno. Veterano de mil y una guerras. Maestro de no pocas batallas que le hacen ser siempre un hueso más que duro de roer. Y eso fue lo que vivió el inglés de Mercedes en Arabia Saudí.
Fueron prácticamente todas las vueltas de Jeddah las que Russell estuvo detrás del piloto asturiano. Porque no pudo con él. Porque cuando parecía que sí, era que no. Porque cuando parecía acercarse, de repente volvía a alejarse.
Así acabó del modo en que acabó el inglés de Mercedes: "La reflexión ha sido ver el alerón trasero de Alonso durante toda la carrera".
"Estaba entre segundo y segundo y medio durante 40 vueltas. Ha sido un poco frustrante", insiste Russell.
Que sabe que, eso sí, dio todo lo que pudo: "Cuando era más rápido le podía seguir... y cuando era más lento también, pero no podía acercarme más".
"Hemos visto que todo está muy apretado entre McLaren, Aston Martin, Ferrari y nosotros. Hemos visto el potencial del coche... pero no hemos demostrado lo que hay. Estamos variando bastante en rendimiento", sentencia.