El final de temporada de Aston Martin está siendo muy complicado. La escudería británica está sumida en una crisis que le impide obtener puntos en los grandes premios. Solo la magia de Fernando Alonso ha sido capaz de meter entre las diez primeras posiciones a uno de los peores coches de la parrilla.
Desde dentro, Mike Krack, jefe de Aston, manda un mensaje de autocrítica pero avisa que esta debe ser constructiva para no caer en una dinámica que sea todavía peor: "Tenemos que ser autocríticos, pero no autodestructivos. Deprimirse por la situación no nos lleva a ninguna parte... pero es duro. Mentiría si dijera que no lo es".
"Ha sido nuestra temporada más dura porque no hemos cumplido nuestras propias expectativas. Nos propusimos el reto de crear un coche que pudiéramos desarrollar continuamente para competir con los cuatro mejores equipos, y no hemos estado a la altura de esas ambiciones. Tenemos que ser honestos al respecto", ha reconocido Krack en unas declaraciones recogidas por la propia escudería.
El directivo luxemburgués apunta a la paciencia para mejorar: "Creo que esto se ha normalizado. Es un deporte muy expuesto, es muy fácil pasar de cero a héroe y de nuevo a cero muy rápidamente. Hay que desarrollar una cierta capacidad de recuperación y no apegarse demasiado emocionalmente a una sola actuación. La manera de superarlo es trabajar duro, tomar buenas decisiones y aprender de los errores".
El único atisbo de esperanza que ahora puede invitar a Aston Martin a ilusionarse es la llegada de Adrian Newey en 2025. El ingeniero británico parece ser la única mente capaz de darle la vuelta a un coche que ni con mejoras ni sin mejoras es capaz de asomarse a ser algo competitivo.