Lewis Hamilton ha vivido una temporada intensa en lo emocional. El británico, que ha conquistado su sexto Mundial de F1 en Austin, ha vivido una "montaña rusa de emociones: "Desde fuera las cosas siempre se ven geniales, pero no siempre es así".
Nada ni nadie puede meterse en la cabeza de Hamilton, no en una situación en la que, en lo deportivo, ya piensa en superar a Schumacher, pero que en el terreno de lo sentimental se ha mostrado más abierto que nunca con sus dudas, con sus "demonios".
Primero, fue su misterioso mensaje en Instagram en el que mostró sus ganas de "dejarlo todo", asegurando que se "alejaría un poco" para ordenar sus pensamientos, un mensaje que después se conoció por el propio Hamilton que se refería a su compromiso con el medio ambiente.
Su nueva confesión tuvo lugar tras el GP de Estados Unidos, en una rueda de prensa en la que pudo hablar sin ningún tipo de atadura sobre sus miedos, sobre esa montaña rusa de emociones.
"Ha sido nuestro año más difícil como equipo. Perdimos a Niki -Lauda-, un miembro crucial de Mercedes. Solo otros deportistas que están en la élite de su deporte pueden saber lo que es. Cada camino es diferente. Cada año pasas por una montaña rusa de emociones para saber dónde vas. Cada miembro del equipo está pasando por algo en su vida; yo también estoy luchando contra distintas cosas y peleando contra ciertos demonios, intentando crecer como persona", comentó Hamilton.
Una nueva y profunda reflexión con la que Hamilton intenta que veamos el otro lado del deporte, el que está detrás de los focos, el de las personas y sus historias.