Una condena a dos años de cárcel cambió por completo la vida de Michael Schumacher. Esta fue la pena que se le impuso a Bertrand Gachot, piloto belga del equipo Jordan, en plena temporada de 1991.
¿El motivo? rociar a un taxista con gas lacrimógeno. Sin piloto a mitad de temporada y en la previa del Gran Premio de Bélgica, el mánager Willy Webber ofreció a Eddie Jordan, dueño de la escudería que llevaba su apellido, a un joven piloto de 22 años.
Se trataba de Michael Schumacher, que ya había sido campeón en divisiones inferiores. Con el objetivo de debutar en la categoría reina como fuera, el 'Káiser' se hizo el loco cuando le preguntaron si conocía el circuito de Spa-Francorchamps.
"Me engañó, y descaradamente", ha reflejado Jordan a la 'BBC'. "Antes de la carrera, le pregunté si había estado antes en el circuito de Spa. Y cuando preguntas a un piloto algo así, no te refieres a si ha estado allí como turista. Le preguntas si ha estado como piloto, compitiendo", añade el exmandatario.
"Él, como piloto, no conocía la pista. Fue a Spa con su padre cuando todavía estaba en el karting, pero nunca había conducido en ese circuito", explica Jordan.
Con el engaño encestado, Schumacher logró una sorprendente séptima posición en la clasificación. Sin embargo, en la carrera apenas pudo completar una vuelta debido a problemas con el embrague.
La de Spa fue la primera y la última carrera de Michael con Jordan antes de fichar por Benetton, escudería con la que se coronó bicampeón del mundo de F1.