Es algo más que un piloto. Muchas veces se ha dicho eso. Muchas se ha dicho acerca de la figura de Fernando Alonso. De su labor en el coche. De saber que además de pilotar está en cada aspecto de cada carrera. En la gestión. En las paradas. En dónde esta cada uno en cada momento. En esa labor de ingeniero. De experto. De dar ese plus que tanto agradecen en la F1.
Que tanto en cuenta tienen los equipos por lo que les ayuda a crecer. Por lo que aporta, además de lo que debe aportar, a cada escudería en la que ha estado. Y en Azerbaiyán volvió a hacerlo. Lo hizo dejando una imagen que ya acostumbra una vez finaliza su trabajo sobre el coche.
Porque en cuanto terminó la clasificación en Bakú fue presto a ver lo que más le había llamado la atención. Tanto a él como a muchos, pues Williams hizo un gran trabajo en la lucha contra el crono. Tanto Albon como Colapinto, a Q3... con el tailandés saliendo a pista con el ventilador puesto en la imagen más surrealista de lo que se lleva de finde semana.
Alonso fue a ver qué había en esos Williams. No dejó de prestar atención. No quitó ojo a cada detalle de un coche que está obteniendo peores resultados de los esperados y de los previstos. Porque parece que sí, pero no.
Mientras, Fernando ya ha tomado nota a buen seguro de ese alerón trasero tan importante en un Gran Premio como Azerbaiyán... y a saber si ha llevado a las altas esferas de Aston Martin sus pesquisas tras investigar a fondo a los Williams.