Fernando Alonso está contento.Contento por esta nueva etapa en Aston Martin.Y contento también por cómo se está dando todo en los test de Bahréin. Porque el AMR23 funciona. Porque es el que más ha mejorado con respecto a 2022.Y porque está preocupando a sus rivales. A todos.
Porque tiene incluso en vilo a Mercedes.No solo a Alpine, que ya saben que el monoplaza verde es rápido y consistente, sino a otras escuderías que, a priori, son inalcanzables en este 2023.
En tiempos han estado finos, y también en número de vueltas completadas. Alonso, por ejemplo, superó con creces los cien giros en el segundo día de test en Sakhir.
Lo hizo, además, sin problemas. Porque el equipo no ha tenido más que el fallo eléctrico de Drugovich en la primera jornada y el destrozo del fondo plano de Alonso el mismo día. Salvo eso, algo puntual, lo demás ha ido como la seda.
"El coche es tan diferente al anterior..."
El comportamiento del coche, además, se asemeja a lo que habían visto en el túnel de viento. La correlación existe, y es positiva, y también lo es el hecho de que con cada cambio de 'set up' el AMR23 parece ir viento en popa.
Pero Alonso es cauto. Cauto, pero con un mensaje claro sobre el futuro que les espera.
"Estamos experimentando con los reglajes del coche. El AMR23 es tan diferente del anterior que vamos a necesitar varias carreras para sacar todo su potencial", afirma.
Así que aún queda, pero parece que tienen cimientos fuertes: "El objetivo, tener una buena base para el futuro".
Alonso y Aston Martin, a una
Uno en el que tanto Alonso como Aston Martin quieren ser campeones del mundo. El equipo ha invertido, y no precisamente poco, para llegar a ello. Fichajes, talento, fábrica, túnel de viento...