La voz de la experiencia. Qué importante es. Qué relevancia tiene el saber. En todo. En la vida. En el trabajo. Y sí, claro está también en la Fórmula 1. Ahí, 'el padre' es Alonso. Es Fernando. Es él, sin duda alguna. Lo es por número de carreras. También por sus 20 temporadas. Y cómo lo demostró en el GP de Australia.En sunuevo podio en este 2023.
En el tercero, en tres carreras. En tres más que diferentes pruebas en las que el Aston Martin, el AMR23, ha dado la talla. Porque el coche funciona. Funciona al igual que funcionan las manos de Alonso. Las de un piloto considerado por muchos como uno de los mejores jamás visto en una pista. Considerado por muchos, también, como un piloto que debería tener más títulos del mundo.
Son dos los que hay en su palmarés. Podría haber tres más, pues hasta en tres temporadas llegó al día D, al día final, con opciones de victoria. Y eso se nota. Se nota en carreras como la de Albert Park. También se nota su experiencia en el WEC. En la resistencia. Y en el Dakar. Y sí, el DNI se nota igualmente.
Y eso es bueno. Bueno para él. Buenopara Aston Martin.Bueno para cualquier equipo menos para Alpine, que no valoró lo que alguien como Alonso añade en cada prueba. Porque tiene algo que no todos tienen. Tiene esa calma y esa lectura de carrera que le hacen ser único.
Perfecta lectura de carrera
Que tuvieron cabida y sentido en una prueba, la de Australia, compleja. Compleja porque Albert Park no tolera errores. Porque en la primera vuelta fácil era terminar fuera. Charles Leclerc lo sabe... y Alonso también. Tres salidas hubo. Tres. En dos de ellas, todo perfecto. Pero en la tercera no.
Porque ahí, con Fernando en el podio, Sainz se pasó de frenada en su pelea con Pierre Gasly y echó fuera a Alonso. Lo que no queríamos ni queremos ver sucedió. Sucedió a falta de dos vueltas. Sucedió en una vorágine de accidentes que acabó en bandera roja y con Fernando cabreado... y preciso.
Preciso en su mensaje.En uno que se cumplió. Porque salió tercero, y ni un sector limpio hubo. Lo dejo claro. Él debía seguir en esa posición. Y el coche, el Aston Martin, estaba en perfecto estado. Porque el AMR23 no solo corre, sino que también es una especie de tanque que resiste y resiste. Y menos mal.
El Aston Martin, rápido... y duro
Pudo llevar el monoplaza a boxes. Desde ahí, escuchó la sentencia de dirección de carrera. Relanzada. Con él tercero. Con él tras Verstappen y Lewis Hamilton. Así, y tras el safety car, se llegó a la meta. Se llegó al tercer podio. A otro más que merecido tercer podio.
No llegó por ritmo. O no solo por él. No llegó como llegó en Bahrein, o en Arabia Saudí. Aquí llegó por experiencia. Llegó por saber que no debía entrar en boxes con el accidente de Albon. Por saber intuir esa primera bandera roja. Por poner duros. Por saber tener calma.
Porque podía cargarse sus neumáticos tras Hamilton. Le hizo la goma. Se ponía en DRS. Se alejaba. Se acercaba de nuevo... Lewis, inquieto. No entendía nadael de Mercedes.Pero Alonso sí. Fernando esperaba. Esperaba mientras mantenía tras él a Carlos Sainz. Guardando distancias. Asegurándose el podio.
Tres terceros puestos.... y lo que queda
Tercero, en tres carreras. Tercero para un Alonso que sigue en la pelea y que continúa en la búsqueda de su victoria 33. A este ritmo llegará. Más pronto o más tarde, llegará. Hay piloto. Eso siempre lo ha habido. Y ahora hay coche. Aston Martin y Fernando pueden hacerlo. En Red Bull lo saben.