¿El mejor podio de la temporada? El mejor podio de la temporada. Así se puede resumir lo que ha hecho Fernando Alonso. Sí, no fue segundo. Sí, tampoco fue primero. Pero qué bien sabe. Qué bien sabe lo que ha hecho con el Aston Martin. Cómo sabe, cómo sienta, la tremenda clase maestra que ha dado el bicampeón en Interlagos. En Brasil. Ha sido, simplemente, increíble. Increíble de principio a fin.
Desde que se apagó el semáforo. Desde que, en la segunda salida de la pista brasileña, se puso a rebufo de Hamilton y le soltó un tremendo hachazo en la curva 4. Qué cosas. Qué premonitorio fue. Qué bien sabía Alonso que ese era su sitio en Brasil. Que ese iba a ser el lugar en el que se produciría, directamente, lo mejor que se ha visto del bicampeón en toda la temproada 2023.
Porque no era fácil. Porque venían de donde venían. Porque hace una semana fue un desastre. Un fracaso. Un lugar tan oscuro en un túnel que parecía no tener fin. Pero vaya si tuvo fin. Vaya si ha tenido fin. Vaya si hay luz tras el Hermanos Rodríguez. Lo dijeron. Lo afirmaron. Él mismo, además. Sí, el podio era posible. Sí, quería otro antes de cerrar 2023.
El octavo, el mejor
Ya lo tiene. El octavo del curso. El más especial. El más emotivo. El que ha puesto, de nuevo, en pie a toda España. El que ha hecho vibrar a la afición, cada más numerosa, que tienen tanto Fernando como la propia F1. Que es así gracias a él. Que es gracias a lo que ha hecho en Brasil
¿Y qué es lo que ha hecho? Es complicado, muy complicado, hasta expresarlo con palabras. Pero los más veteranos recordamos, recuerdan, lo sucedido en Imola. En 2005. Lo que hizo con Michael Schumacher. Lo que logró en un día en el que se produjo el cambio de ciclo en la F1. Del Kaiser a Magic. Y ahora Magic ha hecho de nuevo lo mismo pero mejor.
Se lo ha hecho a un Red Bull. Al de Sergio Pérez. Se lo ha hecho al mejor coche de la parrilla. A un piloto que, cierto es, no es Max Verstappen. Pero que, como Max Verstappen, cuenta con un coche imbatible. Con uno que a Lando Norris, que al McLaren, le dio cero opciones en Interlagos. A eso se impuso Fernando. Y no se impuso por estrategia. No se impuso porque le tuviera a diez, doce o 30 segundos. Se impuso por, literalmente, una 'photo finish'.
Másde 15 vueltas contra un Red Bull
Con un RB19 con DRS. Con DRS durante más de 15 vueltas. Que le mostró el coche. Que intentó sobrepasarle por todos los lugares posibles. Que le apretó. Que le hizo no poder hacer más que mirar por su retrovisor. Y es que cada vuelta que pasaba parecía que iba a llegar el momento.
El momento de ver a Sergio Pérez por delante. El de verle yéndose. El de ver cómo el podio se alejaba. Sí, parecía que ese momento era cuestión de tiempo. De a saber en qué vuelta. Fernando no tenía DRS; Checo, sí. Fernando no tiene un Red Bull; Checo, sí. Pero Fernando tiene algo. Algo que no todos tienen.
Y es esa capacidad de hacer magia. De crear un auténtico milagro. Porque cada vuelta era una vuelta más, y también era una vuelta menos. Porque cada vuelta era una vuelta más con Pérez detrás, y una vuelta menos que quedaba para que Alonso se subiera al podio. Así era. Así se vivió el final. Así fue todo.
Así pareció perderse cuando, en la penúltima vuelta, Sergio Pérez por fin pudo adelantar a Alonso. En la curva 1. En la recta de meta. Haciendo valer su velocidad. Haciendo valer el DRS. Pero no. No se marchó. Fernando se enganchó. No se rindió. No dejó de creer en el podio a pesar de que delante de él estaba el todopoderoso Red Bull.
Al final, vuelta al principio
Toca volver al comienzo. Toca volver al segundo párrafo. A ese en el que Alonso adelantó a Hamilton en la curva 4. Porque fue premonitorio. Porque fue el avance de lo que estaba por suceder. Porque ahí, en esa curva, se produjo el milagro. Alonso, que ya tenía a Pérez como una prolongación delantera de su Aston Martin, adelantó al mexicano para poner, en la tercera plaza, rumbo a la línea de meta.
Fueron 53 milésimas. No hubo más. No hubo ni siquiera un pestañeo entre Fernando y Sergio. Porque fue, directamente, de 'photo finish'. Fue de dar gracias porque la línea de meta estuviese ahí y no más atrás. Fue, sin duda, el podio con mejor sabor del curso para Alonso.
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Aston Martin ha vuelto
Por cómo fue. Por de dónde se viene. Por lo que significa una defensa en la que otros, todos seguramente, habrían capitulado. Por esa lucha. Por esas ganas que mostró. Por no rendirse incluso cuando en la vuelta final era cuarto. Por ese adelantamiento en la curva 4. Sí, por fin se puede decir bien alto: Aton Martin ha vuelto.