Habían avisado. Lo venían diciendo. No han parado de repetirlo. Era en Mónaco. Era el lugar. Era la pista. Era el fin de semana. Sí, lo habían dicho. Muchas veces. Muchísimas veces. Y no, no era un farol. No era algo que se dice y luego todo se lo lleva el viento. No, no lo era. No era ese tipo de frase. No eran tan solo habladurías. Era de verdad. Y la verdad se ha convertido en un hecho... porque vaya exhibición de Fernando Alonso en la clasificación de Mónaco.
Menuda 'animalada' la que se marcó el bicampeón. Porque qué ganas tenía. Porque qué ganas tiene. Porque qué hambre sigue teniendo después de 20 temporadas en la F1. Porque quiere más. Siempre quiere más. Porque no está en Aston Martin para otra cosa que no sea ganar. Para otra cosa que no sea conquistar la 33. Para otra cosa que no sea obtener su tercer Mundial.
Sí, ahora es fácil decirlo viendo el coche. Ahora lo es, sin duda. El AM23 funciona. El equipo funciona. El ambiente funciona. Todo va como tiene que ir. Todo va ahora como tiene que ir. Pero cuando Alonso firmó Aston Martin era el noveno equipo de la parrilla. No solono soñaba con pelear por victorias, podios y poles, sino que bastante era si alguna vez entraban en los puntos.
Alonso - Aston, la unión perfecta
Pero Fernando apostó por ellos. Y ellos apostaron por Fernando. Y ambos han acertado. Ambos parecían y parecen estar hechos el uno para el otro. Y ambos lo dijeron. Al unísono. Mónaco. Ahí podía ser. Ahí podía llegar. Ahí puede sonar de nuevo el himno español en un podio de Fórmula 1.
Desde Gran Bretaña 2022 con Carlos Sainz no pasa. En el caso de Alonso, desde España 2013. Un año antes, en 2012, en Alemania, llegó su última pole. Sí, podía haber sido la penúltima, porque el show de Fernando fue tal que Verstappen tuvo que exprimir al máximo todo lo que llevan dentro tanto él como el Red Bull para evitar que el bicampeón saliese primero en Mónaco.
Para que enfilase la 33. Para que Alonso completase un sábado excelso. Lo tenía todo completamente dominado. En Q1 y en Q2. Todo controlado. Todo en orden. Sergio Pérez, por contra, no. Su Red Bull, al muro. Los perseguidores, con opciones a todo.
Entre ellos, Alonso. En Q3 lo suyo fue de otra galaxia. Fernando marcaba en morado el sector 1. El sector 2. Sí, era el más rápido. Sí, llegó a serlo durante muchos minutos. Sí, nadie podía con él. Ni Verstappen. Ni Leclerc. Ni un sorpredente Esteban Ocon. Nadie. Solo el neerlandés se acercaba al ritmo del de Aston Martin.
El tercer sector, la clave
Sólo él podía. Y sólo en el tercer sector. Fue ahí donde no tuvo más remedio que sacar su mejor versión jamás vista en Mónaco para poder derrotar a Alonso. Sí, para dejar a Fernando a tan solo 84 milésimas y con una radio final a Aston Martin digna de escucharse.
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Ahora queda la carrera. Queda el vuelta a vuelta en Mónaco y la que a priori es la mayor virtud tanto de Fernando Alonso como de Aston Martin. El plan para la 33, y para el tercer Mundial, sigue adelante.