Velocidad. Velocidad a costa de estabilidad. Esa fue la elección de Aston Martin en Qatar. Esa fue su decisión, apostando como bien saben por el nivel y el talento de Fernando Alonso. Y sí, les salió bien en cuanto a ese plus en las rectas. Y no, no les salió bien en cuanto el asfalto de Losail es como es. Y eso fue lo que lastró, y no poco, las opciones del bicampeón del mundo.

Él lo dijo. El ritmo, no se sabe bien cómo, era bueno. Era muy bueno. El coche funcionaba. Estaba en el 'top 5' de forma habitual en cada sesión en Qatar y se codeaba con los McLaren, los Mercedes y los Ferrari. Estaba en esa zona media alta en la que se preveía que iban a estar al comienzo de temporada.

Superaron las expectativas hasta llegar a Canadá. A partir de ahí, salvo en Países Bajos, nada. Nada hasta ahora. Hasta Losail, pues desde la cuarta plaza Alonso podía asaltar el podio. Y lo cierto es que lo tuvo en su mano.

Tercero durante no pocas vueltas

Porque nada más comenzar los dos Mercedes decidieron que tenían vía libre para pelear y para tocarse. Lewis Hamilton, tercero, terminó fura de carrera. Russell, al fondo. Alonso ya estaba en el cajón. Y estaba, además, en persecución de Oscar Piastri.

Pero no. Ese coche estaba diseñado para lo que estaba diseñado. Para correr y para fiarse de un Alonso que no pudo con el nervioso AMR23. Se salió una vez. Sin consecuencias. Tan solo perder medio segundo con respecto a Piastri. Pero nada más.

Segunda excursión y...

Sin embargo, su segunda visita a la arena qatarí fue más perjudicial. Fue más larga. Mucho más larga. Tan larga que perdió posición con Russell, que ya llegó a su posición, y con Leclerc. Del cuarto al séptimo, y regresando a pista de forma más que peligrosa para parar a Charles. Casi se le lleva puesto.

Claro está su acción se investigó. Él, que posiblemente sospechase que algo podía suceder con una posible sanción, aumentó ritmo en la parte final de la carrera para dejar a Ocon fuera de cualquier opción de superarle y le arrebatase esa sexta plaza. Cinco segundos primero; luego, diez.

Todo en unos pocos giros. En los finales. En los que dejaron claro el gran sufrimiento de los pilotos en un Gran Premio en Qatar marcado por los neumáticos y por un intensísimo calor. Cómo sería para que Fernando pidiera que le echaran agua en una parada...