Fernando Alonso ha vuelto a hacerlo. Ha vuelto a sacar más del máximo de uno de sus coches de Fórmula 1. En esta ocasión ha sido en Azerbaiyán, cuando en la clasificación en la pista de Bakú ha logrado un quinto mejor crono sobre un Aston Martin que este año está para lo que está.

Y no es precisamente para soñar con demasiado. Están para, como mucho, estar octavos. Estar tras el grupo de favoritos. Liderando la zona media. Está, cosas de la vida, donde muchos pensaban que iban a estar a comienzos de 2023.

Año en el que no paraban de llegar los podios. En el que fueron la gran sorpresa. Ahora, tras el subidón del curso pasado, todo se ha estabilizado en un proyecto que apunta muy alto con los fichajes. Con la llegada de Adrian Newey.

Pero de momento hay que esperar. Esperar a la llegada del británico y a los milagros con los que Fernando Alonso acostumbra fin de semana sí y fin de semana también. En Bakú, tocaba otro más.

Uno que le explicó a Mike Krack, su jefe: "Me acaba de decir que ha sido cuestión de arriesgar mucho".

"Ha sucedido, y luego en la Q3 ha rematado el trabajo", comentó el de Luxemburgo en palabras para 'DAZN'.

Y sigue: "Él no estaba contento y quizá cuando se enfada extrae lo mejor de sí mismo. No lo sé. Ha sido una vuelta excepcional".

"Quizá sea la motivación extra que tiene por haber fichado a Newey...", sentencia Krack.