Romain Grosjean ya fue dado de altay descansa en su casa con su familia. Aún tiene que recuperarse de las quemaduras, pero lo puede hacer de manera privada. El francés ha relatado para la AFP los duros momentos que vivió en el accidente, algo que tan solo duró 28 segundos, aunque a él le pareció algo mas.

"Vi la muerte muy cerca. No puedes haber vivido esto y ser la misma persona. Esos 28 segundos me parecieron un minuto y medio, pero no se me hizo largo porque estuve activo en todo momento", recuerda Romain sobre cómo trato de salir del coche envuelto en llamas.

Y es que el monoplaza atravesó los guardarraíles, se partió por la mitad y se incendió casi de inmediato. Fue un impacto de 53G y, a pesar de ello, no hubo lesiones graves, solo quemaduras en sus manos y un esguince en el pie izquierdo.

"Me quito enseguida el cinturón de seguridad, trato de salir del coche, pero me doy cuenta que mi casco golpea contra algo. Me vuelvo a sentar, me digo que estoy bloqueado y que tengo que esperar, pero a mi izquierda todo está naranja y me doy cuenta que hay fuego. Me digo 'no hay tiempo de esperar, voy a tratar de salir por la derecha', pero no puedo. A mi izquierda tampoco puedo. Me vuelvo a sentar", empieza rememorando Grosjeans y continúa: "Pienso en Niki Lauda y me digo: 'No puedo acabar así, no ahora'. Intento de nuevo salir, pero no puedo. Me vuelvo a sentar y veo la muerte, no cerca, sino muy cerca".

La voz cada vez le tiembla más, le cuesta recordarlo, necesita un momento para recobrar la compostura y asegura que "es una sensación que no le deseo a nadie".

Tras sus intentos fallidos de salir del coche confiesa que su "cuerpo se relaja, los músculos, la cabeza todo". "Me pregunté por dónde iba a comenzar a quemarme, si iba a dolerme, pero creo que es un momento que permite al cerebro procesar lo que está pasando e intentar buscar una solución", explica el de Haas.

Fue en ese momento cuando se acordó de su familia y de sus hijos: "Me digo que no puedo dejarles y es en ese momento cuando encuentro la manera de liberar mi pie bloqueado, de girar la cabeza, de pasar los hombros, poner las manos para levantarme sabiendo que iba a quemarme, pero que no era grave".

"Cuando pongo el pie en la barrera y salgo es un alivio. ¡Estoy vivo!", recuerda el francés de 34 años. En las imágenes se le ve agitando las manos nada más saltar el guardarraíl y ha explicado que lo que intentaba era "refrescar las manos agitándolas": "Me quito los guantes porque no quería que se me pegaran a la piel".

Una vez fuera del fuego ya no había peligro, pero aún tenían que saber hasta que punto se había salvado. "El doctor me pide que me siente y me habla separando cada sílaba. Es la anécdota: le grito pidiéndole que me hable normalmente. Debió pensar '¡éste no cambiará jamás!".

Grosjean pensaba que se había roto el pie izquierdo, le dolía, pero a pesar de ello quería caminar hasta la ambulancia: "Quiero que el helicóptero tome esa imagen, que todo el mundo vea que estoy caminando". El piloto de 34 años pasó miedo pero no por él, sino por la "gente de fuera", su familia y sus amigos.

Una vez que la adrenalina pasó fue cuando empezó a sentir los golpes. "Empecé a temblar fuerte con el dolor y el choque", asegura que sintió mientras iba hasta el centro médico, donde apareció el presidente de la FIA Jean Todt y Romain confiesa que "ver caras familiares no tuvo precio". En ese momento pudo por fin llamar a su esposa.

Regreso en Abu Dabi

Romain se va a perder el GP de Sakhir, pero quiere volver a la última carrera de la temporada, la última con Haas y puede que la última en la Fórmula 1. Para ello necesita que sus manos se recuperen, si no tiene total movimiento con ellas no arriesgará.

El objetivo de volver es saber "dónde" está, y si podrá volver a competir. "El límite que me impongo para el futuro no es el miedo a que me vuelva a pasar, sino que mis allegados no tengan que volver a pasar por lo mismo. Hace una semana, tomar un año sabático me parecía imposible. Hoy, me digo que voy a practicar 'kitesurf', ciclismo, ver a mis hijos, divertirme, beber vino. Esto cambiará mi vida para siempre. Estoy contento de ver a todo el mundo, incluso a los periodistas... Y comer una hamburguesa, ¡es genial!", ha zanjado.