Nadie sabe cómo, pero Fernando Alonso ha hecho algo que a buen seguro ha sorprendido hasta en Aston Martin. Porque el coche, porque el AMR24, da para lo que da. Pero aún dando para lo que da en manos del asturiano es otra cosa. Es otra historia. Porque mientras Lance Stroll caía en la Q2 de Azerbaiyán él colocó el monoplaza en la lucha por la pole con una nueva lección de magia.

Con algo que solo se explica sabiendo que quien está detrás de todo es Fernando Alonso. Sí, lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a hacer eso que tanto le gusta. Ha vuelto a ser, sin necesidad de ser el más rápido, uno de los grandes protagonistas de la clasificación de Bakú.

Lo ha sido por lo que hizo en Q2. Después de casi caer en la primera ronda, algo que habría sucedido de no ser por el batacazo de Lando Norris, Alonso sacó algo de no se sabe bien dónde para poner en un aprieto incluso a los de arriba.

A los favoritos. A unos que no sabían por dónde podía o por dónde iba a salir Alonso en la Q3. Porque en la segunda ronda clasificatoria, porque donde Stroll se vino abajo, él voló.

Él puso al Aston Martin, al AMR24, en Q3 con el quinto mejor crono de la sesión en una actuación más que sorprendente. Sorprendente para bien, claro está.

Octavo crono final

Al final, octavo mejor crono que es donde debería estar Aston Martin viendo el ritmo de los favoritos. Viendo a los Ferrari, a los McLaren, a los Mercedes y a los Red Bull. Tras ellos, Alonso. Por detrás, los Williams de Colapinto y Albon.

Ahora, una carrera en la que de nuevo va a haber que mirar hacia atrás sabiendo que Lando Norris, más pronto que tarde, llegará o debe llegar a los puestos de arriba. Mientras, Alonso piensa ya en los puntos.