Diecisiete años han pasado desde 2006. Desde que Fernando Alonso hiciera vivir y sentir algo a Robert Kubica que el polaco ni ha olvidado ni parece ser va a olvidar jamás. Porque el por aquel entonces piloto de Renault dejó marcado a un corredor que tiene al asturiano como un "marciano" de la F1.
Como el más fuerte. El más grande de todos cuantos hay ahora en la Fórmula 1. Sí, por encima de Lewis Hamilton. Y sí, también por encima de Max Verstappen.
Así lo dijo el polaco: "Con un coche no competitivo es el mejor de todos. Hay que tener mucha suerte para estar en el lugar y en el equipo adecuado, y tener un coche fácil de pilotar".
"Cuando estás en la parte de atrás esto es otro deporte. Si eres un novato, y un gran piloto, en un Williams o en otro equipo pequeño te costará estar entre los 15 primeros", insiste.
"Ese olor a gasolina..."
Retomando, y volviendo al año 2006, lo cierto es que Alonso tenía un señor coche. Un Renault. Un Renault con el que conquistó su segundo Mundial. Fue entonces cuando Kubica rememora algo que permanece todavía en su mente.
"Recuerdo ese olor a gasolina... Era 2006, cuando estaba en el pit lane y pasó Alonso con el Renault. Hubo un momento que me recordó a mi etapa en el karting", afirma Kubica.
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El polaco y Fernando tuvieron no pocas batallas y duelos en ese final de la primera década de los 2000. Con Alonso en McLaren y Renault, y con Kubica en un BMW que se destapó en 2008 como uno de los mejores coches de la parrilla, dejaron más que buenos momentos sobre la pista.