Fernando Alonso se subió al podio en el GP de Bahrein. Lo hizo con una carrera excepcional. Una en la que empezó quinto, acabó la primera vuelta séptimo y empezó a tirar y a hacer valer los superpoderes del Aston Martinpara alcanzar la tercera plaza. Lo hizo, en resumidas cuentas, con una actuación absolutamente mágica.
De esas que crean escuela. Que hacen afición. Que demuestran que eso del DNI solo lo estaban mirandoen Alpine cuando se trataba de hablar del asturiano. De todo un bicampeón. Porque Alonso no es que esté de vuelta, es que está mejor que nunca. Y se vio de manera clara en Sakhir.
En cuanto ha tenido la máquina, una monstruosa obra de ingeniería pintada de verde que le han dado en el equipo Aston Martin, hizo lo que hacía con el Renault. En sus dos Mundiales de azul. Hizo lo que también realizó en McLaren, en 2007. Y lo que demostró cuando Ferrari le ponía un coche digno de él.
"Este coche es una maravilla de conducir"
Y él lo sabe. Sabe que tiene un monoplaza que está para pelear. Quizá no para ganar un Mundial, o a saber si sí visto lo visto de ocho meses a ahora, pero que sí está para llegar a podios y para lograr victorias en carrera. Red Bull está lejos, pero en el vuelta a vuelta todo puede pasar.
Está feliz. Muy feliz. Porque esta vez sí. Esta vez sí se puede soñar. Sí que se puede dejar uno llevar por la ilusión. Porque el Aston Martin es un gran coche de Fórmula 1.
Él lo dijo hasta en dos ocasiones por radio. La primera, muy 'light' comparada con la segunda.
"Este coche es una maravilla para conducir", afirmó cuando ya estaba en posiciones de podio después de superar a Sainz.
"Qué es lo que habéis hecho..."
Pero la segunda, al final de la carrera, fue ya rotunda: "Qué es es lo que habéis hecho. Estoy muy orgulloso de vosotros".
Sí, cómo para no ilusionarse. Cómo para no pensar en grande. Cómo para no volver a vibrar con un piloto que hizo que no pocas personas descubriesen la F1 en España.
Ha vuelto
Porque Alonso, porque 'Magic' Alonso, ha vuelto. Ha vuelto con más fuerza que nunca.