Fernando Alonso hizo algo que ni él mismo pensaba que pudiese hacer en Japón. Fue en la clasificación de Suzuka, en una Q3 en la que terminó a 4 milésimas del Ferrari de Carlos Sainz en un segundo intento que pensaba que no podría mejorar a esa primera mágica vuelta que hizo.
A una que le dejó a décima y algo del madrileño. A una tras la que ya parecía haber llegado al techo de un AMR24 con el que Lance Stroll no pudo superar ni la Q1. Sin embargo, volvió a la acción haciendo gala de su ya habitual inconformismo para mostrar un hambre del que carecen casi todos los pilotos mucho más jóvenes que él.
Tras una radio en la que literalmente dijo que no sabía cómo hacer para ir más rápido, el asturiano se sacó de la manga una vuelta absolutamente increíble para ponerse quinto a menos de un pestañeo de Sainz.
Está fuera de posición. Él lo sabe. Sí, lo sabe sin duda. Lo ha dicho. Pero, de momento, que le quiten 'lo bailao'. Que le quiten esa nueva alegría a Aston Martin. Que le borren esa sonrisa a Mike Krack, su jefe.
Uno que ya ha dicho claramente lo que piensa de Alonso. Que busca mantenerle en el proyecto, a pesar de esos cantos de sirena que pueda recibir de Red Bull o de Mercedes. Y que, claro está, ha respondido a esa fantástica radio de Fernando en la Q3 de Japón.
"Después de esa primera tanda nos dijo que no podía ir más deprisa... y aún así lo hizo", afirma el luxemburgués sobre la actuación del bicampeón del mundo.
Ahora Alonso busca completar un fin de semana que va de milagro en milagro con una nueva lección en carrera. La F1, realista, les da quintos en cuanto a ritmo... pero se olvidan de que en Aston Martin hay algo más que un piloto. Se olvidan de que Fernando Alonso viste de verde.