El futuro de Checo Pérez no está nada claro. El mexicano afronta este fin de semana una reválida en el Gran Premio de Hungría, y en la primera parte del examen se ha llevado un rotundo suspenso.

Las características del trazado húngaro hacen que lograr una buena posición en la parrilla de salida sea fundamental. Pero Pérez no lo ha logrado este sábado en Budapest.

En al tramo final de la Q1, el mexicano necesitaba mejorar su registro para asegurarse el pase a la Q2. Sabía que en cuestión de minutos iba a empezar a llover, y la presión le pudo.

Perdió el control de su Red Bull en la curva 8, estrellándose contra las protecciones y destrozando el coche. Con esta hecatombe, el mexicano acumula cuatro eliminaciones en Q1 en las últimas siete clasificaciones, en las que su mejor resultado son dos octavas posiciones.

Y lo más preocupante para el de Jalisco es que llega en un momento clave para él. Su futuro está en el aire, y el entorno de Red Bull ha filtrado que podría quedarse sin asiento después del Gran Premio de Bélgica de la próxima semana.

Tras la clasificación, Christian Horner, jefe de equipo de los austriacos, ha hablado sobre el papel de Checo hoy. "Creo que he demostrado ser muy paciente, pero esto era realmente lo último que él y el equipo necesitaban", ha dicho Horner en declaraciones a 'Viaplay'.

"Por supuesto, no podemos correr con una sola pierna", ha concluido un enfadadísimo Christian Horner. Los próximos días son vitales para un Checo Pérez que, si no aumenta exponencialmente su rendimiento en las próximas carreras, podría ver cómo se queda sin asiento en Red Bull a la vuelta de las vacaciones de verano.