La guerra psicológica entre Lewis Hamilton y ya no solo Max Verstappen sino realmente todo el equipo Red Bull sigue su curso. Tras lo sucedido en Silverstone, con el inglés y el holandés teniendo sus más y sus menos en un inicio que acabó con el tulipán fuera de carrera y en el hospital, el nuevo capítulo en Hungría deja claro que el heptacampeón está jugando todas sus cartas.
Porque no hubo ni que esperar a la carrera para ver al inglés manejando a sus rivales en el Mundial como él quería. Con un Mercedes a gran nivel en Hungaroring, en Q3 Lewis hizo lo que quiso con Max Verstappen.
En su primer intento, excelso. Rapidísimo, dejando en nada la vuelta de un Max Verstappen que se quejó de no tener agarre suficiente con sus neumáticos. Ese crono, prácticamente perfecto, le valió para tener la pole.
Ralentizó tanto su vuelta que Pérez ni tuvo intento
El segundo directamente ni se produjo. No se produjo porque Hamilton salió delante de los dos Red Bull y se 'cargó' a uno de ellos. Al de Sergio Pérez, que ni tuvo un segundo intento con un juego nuevo de neumáticos.
¿El motivo? Lewis fue tan lento que hizo que el mexicano no pudiera llegar a la bandera a cuadros a tiempo. Y Verstappen estuvo muy justo. Max no podía adelantar a Hamilton, y en la vuelta rápido de ambos no tuvo aire limpio en ningún momento.
En ese intento Lewis tampoco lo dio todo. Dio lo justo para que Verstappen no pudiera tener una vuelta limpia y para que no pudiera adelantarle. Ni uno ni otro mejoraron y cada parcial se fue pintando en amarillo.
Al final, pole para Lewis Hamilton con Valtteri Bottas segundo y con Max Verstappen tercero. El juego de neumáticos, diferente. Los Mercedes, con medios, mientras que el de Red Bull viste gomas blandas.
Hungría... y hasta Bélgica
No puede haber más picante para una carrera que supondrá la marcha a vacaciones de la Fórmula 1 hasta el GP de Bélgica.
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