Mercedes ha dado un paso adelante tan importante que sus rivales ya le ven en la pelea. En Red Bull, después del Gran Premio de Francia, han insistido en que"se están acercando". Algo han cambiado en las flechas de plata y se puede ver en el gesto de Lewis Hamilton, que nada tiene que ver con el de comienzo de temporada.
"No estamos tan cerca como queremos, pero solo terminamos a diez segundos. Y los dos batimos al otro Red Bull en Paul Ricard. Su velocidad en recta es impresionante así que mantenerle fuera de la zona de DRS fue complicado. No esperábamos un segundo y tercer puesto", dijo el siete veces campeón.
Y esa progresión les da esperanza para 2023: "Seguimos aprendiendo mucho de este coche, todo lo que trabajamos en la fábrica, sé exactamente lo que quiero en el coche del año que viene y ya lo hemos hablado".
El inglés pone el ejemplo de 2009, cuando el equipo dio un giro de 180º y encontró la velocidad: "“En enero o febrero me acuerdo de ir a las reuniones y que nos dijeran que la carga aerodinámica rondaría el 50% del año anterior. Recuerdo subirme al coche por primera vez y que fuera horrible de pilotar, aunque el motor era bueno. Sufrimos aquel año".
"Pero llegó una gran mejora en Nurburgring y la tuve yo, porque estaba delante en el campeonato, y nada más salir a pista hice un ruido por la radio que emitieron para los chicos en la fábrica porque por primera vez podía ir a fondo con el coche. En Hungría ganamos la carrera", recuerda.
Ahora la F1 se traslada a Hungría este fin de semana. Y aunque Hamilton sabe que aspirar a la victoria será más que complicada, el camino a seguir es el mostrado en Francia. Porque, sí, Mercedes ya está aquí.