Lewis Hamilton ha rememorado sus inicios en el mundo del motor y ha confesado que vivió momentos muy poco agradables, llegando a sentir todo tipo de emociones siendo tan solo un jovencísimo piloto. El británico ha reconocido que sufría insultos racistas y que no se sentía bienvenido, pero que cuando se ponía el casco y estaba sobre la pista con su kart, todo cambiaba.
El piloto de Mercedes siempre ha sido uno de los más mediáticos de la parrilla, y no solo por ser uno de los mejores pilotos. Sus reivindicaciones fuera del deporte con el lema 'Black Lives Matter', es un ejemplo de ello.
"Cuando empecé, no sentía que era bienvenido, ni tampoco aceptado, Dios sabrá lo que esos pilotos decían de mí. Decían que así no era un piloto de Fórmula 1, que no podía actuar de esa forma, ni tampoco tener tatuajes, pues un piloto normal no los tiene. Tampoco debe tener una personalidad, ni joyas", confiesa Hamilton en una entrevista a 'Vanity Fair'.
Además, confiesa que cuando se ponía el casco nadie se fijaba en su color de piel: "La primera vez que me monté en un kart lo sentí como un superpoder, no podía esperar a la próxima semana. No podía ser Superman, pero cuando me subía al coche y me ponía el casco, no era visto de forma diferente, nadie veía el color de mi piel, sólo me veían como piloto".
"Me gritaban que volviese a mi país"
"Era capaz de hacer cosas que otros no y no importaba lo grandes que eran, les ganaba igualmente", continúa. Incluso reconoce que no entendía el motivo por el que sufría insultos racistas, al ser británico.
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"Pasé por muchas emociones cuando era pequeño y yo no me di cuenta en algunos momentos, se decía mucho 'la N word' y me gritaban que volviese a mi país. Dudaba de si realmente me lo decían a mí, pues yo era británico y no lo terminaba de entender. Cuando te atacan, hay miedo y también rabia, quieres devolverles todo el dolor que te están causando", concluye Hamilton.