Fernando Alonso tenía el podio en su mirada. Tenía el objetivo claro. Porque quería subir al cajón de Canadá. Quería poner el broche a un excelso fin de semana con la ceremonia del champán de la Fórmula 1. Sin embargo, todo lo que pudo salir mal salió mal e incluso Esteban Ocon terminó por delante de él en el paso por la bandera a cuadros.
Todo por eso que aparece demasiado. Todo, por la mala suerte. Por un cúmulo de circunstancias que no le acompañaron y que jugaron en su contra. Fueron tres las cosas que sucedieron en Montreal, y dos de ellas le perjudicaron.
Fueron los VSC que aparecieron con los abandonos de Sergio Pérez y de Mick Schumacher. El primero fue más bien una decisión consensuada. Se quedaron fuera. Se quedaron en pista. Otros, como Verstappen y Hamilton, entraron para poner duros.
K.O. con el VSC de Schumacher
El que dolió, y mucho, fue el segundo. Con los neumáticos medios ya en las lonas, el alemán de Haas provocó un VSC que duró poco para los intereses de Alonso. Cuando Fernando iba a entrar en boxes se terminó, y tuvo que seguir en pista para parar en situación de bandera verde.
Para terminar, un 'safety car'. Ahí ya su carrera estaba perdida. Era sexto, tras Esteban Ocon. Los dos entraron. Pusieron medios. Sin embargo, Charles Leclerc, que salía desde el fondo de la parrilla, se quedó en pista. El resultado, el Ferrari estaba pegado a los dos Alpine al reagrupar los coches.
La idea era que Alonso aprovechase el DRS de Ocon para defenderse del monegasco, pero no dio resultado. Leclerc superó a Fernando, luego a Ocon. Y mientras, Valtteri Bottas se acercaba.
De séptimo a noveno
Llegaron prácticamente a la par, pero Alonso entró antes para firmar más puntos con un séptimo puesto. Sabor agridulce, aunque el propio Fernando sabía tras la clasificación que esto era lo más lógico a tenor de su Alpine.
Un puesto que ha acabado siendo peor, porque una investigación por una serie de maniobras en su lucha con el Alfa Romeo le ha relegado a la novena posición tras ser sancionado con cinco segundos.