Max Verstappen es campeón del mundo por algo. El piloto de Red Bull ha demostrado otra vez más su talento con una remontada magistral desde la décima posición al lugar más alto del podio en el Gran Premio de Hungría. Y esta actuación le ha valido el galardón al piloto del día en Hungaroring.
Red Bull cerró el garaje el sábado con las cabezas cabizbajas. No tenían ritmo competitivo y Verstappen y Sergio Pérez partían 10º y 11º respectivamente. Sus máximos rivales, Ferrari, eran máximos favoritos para sumar un doblete y recortar puntos a los austriacos. Necesitaban un milagro... y sucedió.
En la salida el neerlandés se colocó octavo y, en pocas vueltas, superó a los Alpine y Lando Norris. La parte sencilla estaba completada, pero falta superar a los rivales más competitivos: Ferrari y Mercedes.
A Hamilton lo superó tras la primera parada en boxes. Más tarde, para el segundo cambió de neumáticos, Red Bull mandó parar el primero a Verstappen. Ya en pista, adelantó a George Russell.
Esa amenaza de 'undercut' de Red Bull, forzó al error a Ferrari. Carlos Sainz alargó su tanda con el neumático medio tanto que cuando paró salió lejos del actual campeón del mundo.
Y Leclerc, que sí paró, puso los duros, unos compuestos poco competitivos en Hungaroring. Verstappen le superó con facilidad en pista, aunque cometió un error e hizo un trompo.
Perdió de nuevo la posición con el monegasco, pero le volvió a superar en pista, eso sí, con una pequeña ayuda de Sergio Pérez, que ralentizó al piloto de Ferrari durante varias vueltas.
El resto de la carrera fue un paseo triunfal de Verstappen, que suma su octava victoria de la temporada, y se afianza en solitario al frente de la clasificación. Lidera el Mundial con 80 puntos de ventaja sobre Leclerc.