Max Verstappen ha vuelto a arrasar. El piloto de Red Bull ha tenido en el Gran Premio de Bélgica una de las clasificaciones más complicadas de la temporada, estando a punto de caer en la Q2 y protagonizando un momento de enorme tensión con su ingeniero de pista.
El equipo de las bebidas energéticas parecía vulnerable en Spa-Francorchamps, y Ferrari, McLaren y Mercedes olían sangre. Sin embargo, en el momento de la verdad, Verstappen ha vuelto a despejar las dudas dando un puñetazo sobre la mesa.
El neerlandés, que no había encontrado el ritmo en todo el viernes, ha acabado logrando la pole endosándole a Charles Leclerc la friolera de ocho décimas, la ventaja más grande de la temporada en clasificación.
El pasado domingo, tras la victoria de Verstappen en el Gran Premio de Hungría, Toto Wolff, jefe de equipo de Mercedes, aseguró que el Red Bull parecía un coche de otra categoría.
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"Es como unos cuantos coches de Fórmula 2 corriendo contra uno de Fórmula 1. Han hecho el mejor trabajo. Dentro de las regulaciones, han hecho el mejor trabajo" dijo Wolff. Sin duda, la superioridad de Verstappen en Spa no hace más que reforzar esta idea del director de Mercedes.