Menudo maquinón puso Aston Martin en pista a comienzos de temporada. A comienzos de un 2023 en el que protagonizaron el gran milagro de la F1. Uno en el que un equipo pasaba de sumar 55 puntos, y de casi ni aparecer por las Q3 y entre los diez primeros, a sumar con Fernando Alonso tres podios en las tres primeras pruebas del curso. Sí, un milagro. Uno que el bicampeón se veía venir desde...
Desde los test de pretemporada. Desde esos días en Bahrein en que todo parecía mentira. En que todo era excesivamente bueno como para ser verdad. Porque había que frotarse los ojos. Porque estaban ahí. Porque, por fin, Alonso tenía un coche para competir.
Y eso es algo que no tenía desde 2012. Desde que disputó el Mundial hasta la última carrera, en Abu Dhabi, contra Webber y Vettel . Contra Red Bull. Con ese extraño movimiento de Ferrari marcando a Mark en vez de a Sebastian cuando era el alemán el niño bonito de la marca de las bebidas energéticas. Desde ahí no tenía algo como el AMR23.
Ni Alonso se lo creía
Ni él se lo creía, y así lo ha confirmado en palabras para su propio equipo. Para un Aston Martin que le ha hecho vivir su mejor temporada en F1 desde 2013.
"Hubo momentos en los test de pretemporada en los que pensé que todo era demasiado bueno para ser verdad", dice Fernando.
Y prosigue: "Tuvimos la primera carrera, y fuimos competitivos. Terminamos en el podio".
"Fue algo mágico"
"En mi interior estaba esa sensación de que era una oportunidad tanto para mí como para el equipo de hacer algo grande", cuenta el bicampeón del mundo.
Alonso, con sus palabras, denota esbozar una metafórica sonrisa al hablar del equipo de Silverstone: "El proyecto parecía cobrar vida. Fue algo mágico".
Vaya sí fue mágico, porque Alonso ha terminado cuarto en el Mundial con 206 puntos firmando un curso excelso lleno de grandes momentos. Tantos que le han valido ganar en tres ocasiones el Adelantamiento del Mes; tantos que le han servido para conquistar, por segunda vez en tres años, la Acción del Año para la FIA.