Carlos Sainz no tuvo su mejor día en el GP de España. El madrileño de Ferrari, que perdió dos posiciones en el arranque en Montmeló, pudo haber obtenido un resultado mucho mejor viendo cómo fue la prueba de no haber sido por el viento. Por una ráfaga de viento que hizo que, en la curva 4, terminarse en la grava.
Que terminase cometiendo un error que hizo que, de ser quinto, pasase a ser undécimo y atendiendo a sus palabras, con el coche dañado y con poca carga aerodinámica.
"He dañado el coche. Iba con poca carga aerodinámica...", relató Sainz en las cámaras de 'DAZN' tras acabar la carrera de España.
Y es que no fue el día. Otra vez no fue el día. Sainz, que luchó por la pole el sábado, vio cómo tanto Russell como Pérez le pasaban después de clavar el coche en la salida. Quinto, comenzó su ofensiva para remontar justo cuando se produjo el fatal viento.
Allá por la vuelta 7, bandera amarilla. Era Sainz. Era Carlos. Estaba en la arena. En la grava. Estaba tratando de volver a poner el coche en pista. Pudo salir al asfalto, perdiendo seis plazas. Pero pudo volver.
Verstappen, otra víctima del viento
Pudo terminar. Pudo minimizar daños pero con Verstappen sin DRS y con Charles Leclerc abandonando la pregunta es, a buen seguro, qué habría pasado de no ser por es viento.
Uno que también dio sus problemas a Max Verstappen. El neerlandés se salió del mismo modo y en el mismo sitio que Sainz, pero él tan solo cedió un par de plazas para, finalmente, ganar la carrera.