De noche y por calles estrechas. Estaba claro que algo no iba a salir perfecto. El GP de Singapur, único en el Mundial de F1, fue tan accidentado como se preveía y hasta tres coches de seguridad salieron durante las 61 vueltas que dieron los monoplazas. En el caos, Sebastian Vettel se impuso a su compañero Charles Leclerc.
Y es que todo comenzó de tal forma que se preveía lo que iba a terminar pasando. Carlos Sainz se dio con Hulkenberg, se quedó sin alerón y con un pinchazo y posteriormente le dieron un buen golpe en el chasis. Así, de ser séptimo pasó a ser último, y desde ahí rodó y rodó hasta que pasó lo que tenía que pasar.
Lo hicieron muchos, porque en Marina Bay hay que estar cuanto más mejor en pista para ver si llega el coche de seguridad. Llegó, con un accidente de Russell que empotró el Williams contra las protecciones. Desde ahí, Vettel se erigió en líder de la carrera por delante de Charles Leclerc.
No fue el único eso sí, porque Sergio Pérez 'aparcó' su coche en plena pista y tuvieron que sacarlo con una grúa. Por aquel entonces, Sainz ya iba 15º, y tras el tercer 'safety car' por un toque entre Raikkonen y Kvyat llegó a ponerse en el puesto 12. Y eso que en la vuelta 40 tenía vuelta perdida.
Todo puede pasar, y pasó, en Marina Bay. Cero Mercedes en el podio, con doblete de Ferrari y con un Max Verstappen que volvió a poner a Honda en un cajón. La próxima cita será la próxima semana en Rusia.